La sarna afecta desde hace años a los lobos de Castilla y León. Si bien se puede confirmar que ha llegado a los lobos de Zamora.
Si bien esta fatalidad no alcanza en la especie los niveles que registra en otras provincias, ni sufre el estrago de otras poblaciones silvestres mucho más numerosas y dadas a notables agrupaciones como el rebeco o la cabra montés. Pero es una enfermedad «que se ve bastante desde hace unos años para acá, que avanza» en expresión de V. A. S, con todas las horas de campo habidas y por haber.
Además, se asegura que es una lacra, no reciente, «que se sabe que está ahí», que afecta a la población lupina y que los agentes medioambientales observan en ejemplares de toda edad y sexo. «Es algo que da grima y asco, que no es bonito» expresa otro agente que conoce estos episodios de cerca.
La imagen de un lobo sarnoso es tan repelente que echa para atrás. Un lobo atropellado en Requejo, marcado en su piel por los efectos costrosos y calveros de la sarna, frenaba en seco a quienes se acercaban a ver a lo que consideraban un animal fabuloso, legendario y de un instinto envidiable. «Su aspecto es lamentable. No parece un lobo» por decirlo con la expresión de V. A. S.
Al igual que los cazadores de Asturias, Galicia, Palencia, Segovia y otros lares, los cazadores de la Asociación «El Tobar», de Santovenia del Esla, tuvieron ocasión de constatar este año la sarna en uno de los lobos. Pero el impacto de este mal es visible en animales que vivaquean por una y otra comarca.
La existencia de la sarna en el gran predador es algo que se está difundiendo «cada día más», pero al tiempo también es algo que se «mira cada día con más atención» por parte de quienes llevan las riendas de la gestión y seguimiento de la especie afirman en la Guardería Medioambiental.
Sobre la fuente de contagio no existe, de momento, un criterio claro, y hay quienes consideran que el lobo ha sido infectado desde los animales domésticos, «de animales procedentes de granjas de cerdos, vacas o conejos», o por contacto con otras especies silvestres e incluso por superpoblación de lobos.
Fuente. LA OPINIÓN DE ZAMORA
Foto. LA VOZ DE ASTURIAS