Según han publicado en un comunicado, el presidente de la UNAC se reunió con dos representantes de la Sociedad de Cazadores de Ezcaray (La Rioja) con motivo de la acusada mortandad de ciervos y corzos que se viene registrando en la Comunidad, concretamente, en la Sierra de Cameros-Demanda.
Tal y como señalan, el asunto es peor de lo que los medios de comunicación reflejan y, según especifica el comunicado, «viene derivado de un problema de mala gestión que ha provocado una sobredensidad de animales (ciervos) y que ahora está poniendo en grave riesgo a toda la población de ungulados salvajes y domésticos de la Sierra de Demanda-Cameros (incluida su parte burgalesa)». A lo que añaden que, «una vez más estamos asistiendo a una clara dejación de funciones de una administración autonómica que, lejos de aceptar e intentar poner remedio al problema, mira para otro lado».
Para la UNAC, la Administración riojana «mira para otro lado» sin poner ningún remedio al problema que están sufriendo actualmente, es por ello que son los cazadores los que «a iniciativa propia y pagándolo de su bolsillo, encarguen a la Universidad de Zaragoza el análisis de todas las piezas de caza mayor que capturen esta temporada, ante la sospecha de que hay algo más que un problema de sarna en la población cervuna».
Al parecer, lo que los cazadores han encontrado es mucho más preocupante de lo que parece; de hecho, si el resultado preliminar de los análisis lo confirman, podrían estar ante un brote de tuberculosis bovina, a pesar de que el Gobierno riojano «sólo piensa analizar los ciervos con sarna, no los demás, a pesar de que todo apunta a que la sarna detectada en ciervos y corzos no sea sino un efecto secundario provocado por otras enfermedades de fondo, algunas de las cuales serían zoonosis, es decir, con riesgo grave para los cazadores que manipulan o consumen en embutido los animales cazados».
Es por ello que, con este comunicado, desde la UNAC pretenden denunciar la situación, situándose en el lado de las sociedades locales que se están implicando para encontrar remedio a esta situación, a pesar de que «se sienten desamaparados por su propia Administración» que, especifican, «sigue echando balones fuera con argumentos pueriles y cargando la responsabilidad sobre los cazadores, a los cuales acusa de falta de diligencia en la consecución de los cupos, eso sí, sin renunciar a cobrarles las tasas por animal abatido. El caso es que, mientras tanto, los corzos y ciervos siguen apareciendo muertos».