Lobo, ciencia para matar
Muchas barbaridades está haciendo este Gobierno de España contra los ganaderos y cazadores, y me consta que muchas más tiene en el tintero, en tanto en cuanto estos colectivos no le pongan las peras al cuarto, que lo harán. Hace unos meses fue la prohibición de cazar en los parques naturales. Ahora, ya han empezado a cuestionar la caza de la perdiz y de la codorniz. Bien, pues en esa alocada carrera por acabar con la práctica de la caza, han tenido el atrevimiento de prohibir la caza del lobo con todo lo que ello conlleva para la ganadería extensiva, conscientes que las poblaciones de este canido están en muchas comunidades fuera de control y que España es el segundo país de Europa con el mayor número de ejemplares. Incluso Félix Rodríguez de la Fuente siempre se posicionó a favor de su caza, como medida de protección y racionalmente ejercida. Y es que estamos hablando de el mayor depredador, el más sanguinario, el más astuto, con capacidad de generar mas muerte de especies mayores que todos los animales juntos. El sabio mudo, el mayor competidor del hombre, dispuesto a matar cualquier animal que se ponga por delante. Lo lleva en la sangre, una monja de la caridad el oso si lo comparamos con él. Matará todas las ovejas que pueda y las perseguirá hasta desbarrancarlas, aunque solo coma una.
La avería siempre terrible y las que se salvan normalmente mal paren, con serios problemas para el pastor a la hora de agruparlas. Perro que encuentra a su paso se lo comerá en un pis pas. Y los pastores lógicamente pendientes de lo que se van a encontrar al despuntar el alba. ¡Un sin vivir! ¡Qué fácil es hablar de la defensa de el lobo con el dinero de los pastores! Puros supervivientes de la España vaciada, gente que no tiene un solo día de descanso. Mientras tanto los políticos responsables de estos desmanes, gente de doble imagen y falsa moral se frotan las manos porque saben que entre los anticaza estas prohibiciones venden a la hora de votar. El principio del fin de un sector primario, una puñalada al mundo rural sin argumento científico alguno. No tardará mucho este animal político -más protegido que los pastores- a campar por sus rehales ahora que no tiene enemigos. A no ser que el tema reviente, cosa que es muy posible.
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