Diez
días de moratoria no
es suficiente. Los
empresarios de caza quieren
que se aplace hasta la
próxima temporada
la decisión de la
Consejería de
Agricultura de obligar a
recoger todos los despojos de
las piezas abatidas en las
monterías y plantean
que, tras iniciarse la
época de mayor
actividad, se mantenga el
sistema de
eliminación de los
llamados «subproductos» —
las vísceras– por el
sistema empleado hasta
ahora: enterrándolos
en cal una vez concluida la
actividad, en presencia del
veterinario que certifica la
calidad de todas las piezas
cazadas.
Si la resolución
publicada esta semana sigue
adelante, todas las
monterías que se
desarrollen a partir del
día 7 de noviembre
deberán contar con
un servicio especial para
recoger los despojos de
ciervos y jabalíes,
para que sean depositados en
una planta autorizada —
inicialmente el plazo para su
entrada en vigor era de siete
días, pero la Junta lo
ha ampliado en diez
días más– .
Según este texto,
«dada la gravedad de los
efectos de la tuberculosis y
la inminencia del inicio de la
temporada de caza mayor,
urge la adopción de
medidas sanitarias cautelares
que permitan su adecuado
control».
La consejera de
Agricultura, Begoña
García Bernal,
defiende que las medidas
frente a la tuberculosis eran
necesarias «y no se
habían puesto». En
ese contexto sitúa
esta resolución que
deberá desarrollarse
ahora a través de un
decreto. Las medidas que
recoge son precisamente las
que critican desde el
sector.
NO LO COMPARTEN «Es
una decisión
desproporcionada e
improvisada, que es
imposible de poner en
marcha», asegura Ignacio
Higuero, presidente de la
asociación de
empresarios de caza, que
aglutina a una treintena de
firmas que organizan
más de 2.000
actividades a lo largo de la
temporada. Afirma que las
empresas están
«sorprendidas» por esta
decisión, que no
comparten. Por eso la
próxima semana
presentarán un
escrito en el que solicitan
una reunión con la
titular de Agricultura, tal y
como acordaron en su
reunión del jueves.
«No puede ser que nos
obliguen a tratar todos los
restos como si fueran de
animales enfermos y
además no es
asumible», dice.
Lamenta además
que no se haya tenido en
cuenta a los afectados para
tomar la decisión y
se queja de que se haya ido
a una decisión de
máximos. «El
problema de la tuberculosis
existe y somos conscientes
de ello, pero tienen que
escuchar al sector
cinegético y plantear
soluciones lógicas»,
subraya Higuero.