Decenas de miles de personas, (más de 40.000 según los organizadores), representantes del mundo rural, han tomado esta mañana las calles de Valencia para hacerse oír. Ante la sociedad y ante una Administración que, según denuncian, desatiende sus principales necesidades. Y lo hace a la vez. Al unísono. Con una manifestación que representa a 17 asociaciones de agricultores, cooperativas, ganaderos, aficionados a los bous al carrer, pescadores o colombicultores. Su grito podría resumirse así: más ayudas para la economía rural, menos trabas y un mayor respeto.
«Sin campo no hay ciudad», uno de los lemas de las asociaciones de caza, agricultores y ganaderos que han participado en la marcha. Ataviados con gorras naranjas y camisetas con el mensaje «sí a la caza», se han concentrado en la plaza San Agustín de Valencia cazadores y otros colectivos.
La marea naranja ha inundado Valencia para denunciar el «ninguneo» y la «discriminación» que se está haciendo políticamente al mundo rural y reclamar un cambio de mentalidad y una nueva política que valore esta forma de vida.
La marcha, ha sido convocada por la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana y apoyada por más de quince entidades, asociaciones y organizaciones que representan a agricultores, ganaderos, cazadores, cooperativas y silvicultores, entre otros. Entidades como Jóvenes por la Caza han apoyado y asistido a la manifestación.
La salida de la comitiva ha arrancado sobre las once de la mañana desde la calle Xàtiva. Los manifestantes han recorrido las principales calles del centro y leído un manifiesto al término de la marcha, en la Plaza de América. En representación de los distintos sectores económicos que han participado hay caballos, barcas remolcadas, realas de perros de caza y tractores.
¿Por qué ha estallado el mundo del campo y, en general, de quienes viven del mundo rural?
Uno de los principales detonantes es la «falta de respuesta de la Generalitat» ante los problemas del campo, en especial por los inmensos y crecientes daños que jabalíes, conejos o cabras están causando en zonas de cultivos. Los afectados lamentan pérdidas de 26 millones al año.
En lo social, se quejan de los sectores sociales y políticos que atacan las tradiciones rurales «bajo el argumento ecologista o animalista». «Estamos hartos de insultos y descalificaciones en las redes sociales. Debe primar el respeto», clama Seguí.