Durante la Media Veda, a falta de codornices la alternativa son las torcaces. No igual en todas partes como es lógico pero en general aportarán buenos resultados. Un animal en clara progresión al extremo que ha perdido gran parte de su instinto migrador al encontrar en la península un hábitat excelente para criar y alimentarse sobre todo de bellotas de encina, roble, hayucos, cereal, maíz y girasol. Todo un regalo de la naturaleza a los cazadores. Falta les hace con la que les está cayendo injustamente por todas partes. Y es que hace bien pocos años tener por estas fechas la posibilidad de hacerse con perchas importantes era algo impensable. De hecho en algunos lugares son tan numerosas que con el calor algunas terminan estropeándose y eso no está bien. Por ética cinegética y respeto al animal todo aquello que se cuelgue debe inexorablemente pasar por la cazuela del que sea por muchas que se abatan. Para conservarlas en el monte mientras se caza existen en el mercado neveras que se conectan a la batería del coche y van fenomenal. Se puede también recurrir al socorrido sistema casero de meterles por el culo un palo fino con un gancho del mismo palo y una vez dentro del animal darle media vuelta para enganchar en las tripas y poder sacarlas enteras. Conviene luego dejarlas a la sombra bien alineadas –nunca amontonadas- con la parte de la tripa orientada hacia el suelo. A pesar de que las poblaciones de torcaces sean muy importantes, no en todas partes que se pretenda las hay. Y donde las haya y se organicen tiradas de torcaces de pago la picaresca fluye a menudo. Y es que donde se puede cazar relativamente bien cierto número de días hacerlo tres veces más no genera más que disgustos por falta de resultados. No olvidemos que a esta viajera por excelencia poco le cuesta desplazarse rápidamente hasta donde encuentre paz y comida por muy lejos que esté del lugar a pesar de los cebaderos con los que se pretenda atraerla. Camuflarse bien es vital para sorprender a las torcaces, una simple rama de cierto espesor cortada es suficiente para que recelen y tomen las de Villadiego. En cuanto a las codornices, se están abatiendo en contados lugares mucho más que en la apertura, nada difícil por cierto. Ahora es el momento del cazador que con la ayuda de un buen perro disfruta colgando codornices fuertes y de peso. Y para eso hace falta trabajarlas y conocimientos.