Otro año más la media veda cuelga de un hilo en Álava. Quizás sea la edad lo que marca la diferencia entre esperar con preocupación el 15 de agosto y hacerlo con relativa indiferencia. En los días previos, resulta difícil mirar al campo continuamente y ver como la cosecha, la recogida de la paja o incluso el volteo de la tierra avanzan mucho más rápido que los días que se cuentan hasta la apertura.
Al fin y al cabo, no deja de ser muy triste levantar las primeras codornices en mayo, escucharlas cantar en los atardeceres de junio y ver cómo son masacradas sin ningún provecho en julio mientras las supervivientes hacen las maletas.
Son muchísimos los cazadores que ya tienen estos factores asumidos y en la medida de sus posibilidades acuden a cotos riojanos, burgaleses o palentinos en busca de codornices y prácticas agrarias más consensuadas. En cambio, entre los jóvenes, resulta otro elemento descorazonador, en detrimento de la afición cinegética, ver la brutal decepción que inunda sus rostros en los primeros días de la apertura.
En mitad de esta crisis económica que atravesamos, la injusticia campa a sus anchas por doquier. Pero no por ello dejaremos de dar nuestro punto de vista sobre tan vergonzosas situaciones. Por poner un ejemplo, los cazadores pagamos más de 7.000 ??? por apenas dos pueblos que reúnen 900 hectáreas. Parte de ese dinero, se reparte entre los agricultores en proporción a la superficie de tierras que ostentan. En caso de daños a cultivos, aparte de satisfacerse económicamente las abultadas pérdidas, se realizan aguardos y se cumple anualmente con el cupo de animales cazables.
Y digo yo, ¿no merecemos por todo ello un poco de respeto? Al menos, un poco de comprensión mutua que nos permita ejercer con garantías la afición por la que pagamos cantidades astronómicas. ¿Tanto esfuerzo supone dejar la paja al menos la primera semana de caza? Esto por lo menos, ya que voltear la tierra en pleno julio carece de todo sentido, aparte de suponer una aniquilación segura para nidadas que hubiesen sobrevivido en la finca a todo el trajín de la cosecha.
Por si esto fuera poco, también ayudaría un cambio de mentalidad por parte del colectivo de agricultores y ganaderos mayoritario, el cual, el año pasado por estas fechas, se permitió afirmar que la agricultura era una actividad económica y la caza no. Resulta curioso que en el mismo pueblo que he puesto de ejemplo, la caza genere más ingresos anuales que todo el terreno comunal alquilado a integrantes de este colectivo con el único fin del provecho económico.
En definitiva, sólo queda esperar que algún día se apliquen esas directivas europeas y mejoras de la Política Agraria Comunitaria (PAC) que hoy en día deben encontrarse calzando la mesa de algún despacho.
Chapeau Iker!
Verdades como templos
As hablado y te hemos entendido perfectamente,haber si estos políticos dan ejemplo y se ponen a trabajar de una vez antes de que sea demasiado tarde.gracias por tu artículo me parece estraordinario
!Qué bien has reflejado la realidad, IKer! Yo cazo en la Rioja y pasa lo mismo exactamente. Para mediados de julio toda la paja recogida y para el 15.08 campos volteados.