Mañan
a domingo desveda la
menor en Castilla y
León, la
comunidad donde
más
cazadores vascos se
desplazan para cazar
las perdices. Como
siempre la
víspera de la
apertura todo son
dudas sobre el
devenir de la nueva
temporada. Al parecer
criaron bien y durante
la media veda se
vieron bastantes
polladas.
Sin embargo y
como era previsible
después de la
siembra de cereal y a
consecuencia de los
tratamientos
tóxicos de las
semillas han bajado
en algunas zonas
ostensiblemente sus
poblaciones. De todas
formas la temporada
va a ser mejor que
las más
recientes, entendido
lo que puedan
generar unos
animales que
están sumidos
en muchos lugares en
una regresión
manifiesta.
Así las
cosas y en el
supuesto de que
mañana apriete
el calor no
estaría de
más dejar de
cazar antes de lo
previsto no vaya a ser
que algún
desaforado haga de
las suyas cuando al
mediodía las
perdices se vayan
quedando por el calor
y el tute que unos y
otros le vayan dando.
Me preocupa
también,
como no, los posibles
accidentes que
puedan acontecer por
la presencia de todos
los socios de un
acotado en un
día tan
señalado.
Sabemos que no es
fácil que se
produzcan accidentes
graves con un plomo
del número 6
ó 7 a una
cierta distancia, ahora
bien la
pérdida de un
ojo entra dentro de lo
posible, sobre todo
cuando se lleva una
mano de seis o
más personas.
Dice un aforismo
que ???la causa
de la causa, no es
causa del mal
causado???
pretendiendo lavar la
responsabilidad que
se remonta a hechos
que tratamos de
alejar de nuestra
conciencia. Asi que,
mejor no doblar el
dedo índice
cuando las perdices
arrancan de lado en
una mano de varios
cazadores. Cuidado
también
cuando las fuerzas
flaquean y los reflejos
están bajo
mínimos.
Estos y otros detalles
hacen que se vaya
rebajando la
atención y la
prudencia. Y es que
cuando se olfatea el
peligro no vale ese
???prestar&eacut
e; más
atención&rdqu
o;, porque siempre
existe y en
algún
momento la vigilancia
cederá. Es
entonces cuando nos
quedaremos colgados
de un hilo tan fino
como es el de la
buena suerte.
Conviene no olvidarse
tampoco de los
rebotes que pueda
generar el plomo de
los cartuchos sobre
troncos, ramas
gordas, tierra helada
o rocas lisas. De
ahí que no
sea conveniente
apurar los disparos
próximos a la
línea de los
compañeros.
Así que
atención y
suerte con las
perdices que lo
más
importante es volver
a casa sin incidente
alguno.