Los cazadores lanzan propuestas agrarias en el marco de la PAC para recuperar la fauna menor
No solo persiguen la conservación de especies, sino la protección de la biodiversidad en el medio ambiente y el impulso del mundo rural.
Desde hace años, uno de los colectivos que más preocupación muestra por el cuidado del medio natural y por el desarrollo del mundo rural es sin lugar a dudas el de los cazadores. Por ello, los actores del ámbito cinegético han dado ahora un paso más allá en su afán por dotar de un empuje muy necesario al sector agrario español y, al mismo tiempo, contribuir a la conservación de especies de fauna menor y a la protección de la biodiversidad.
Con esos objetivos en mente, equipos técnicos de la Real Federación Española de Caza (RFEC), de las federaciones autonómicas y de la Fundación Artemisan han elaborado un documento con diversas propuestas para dinamizar las explotaciones agrarias con proyectos en los que todos los participantes salen beneficiados, sin olvidar su misión ecológica por lograr una correcta evolución medioambiental.
El marco de esta pionera iniciativa lo constituye la Política Agraria Común (PAC), la política comunitaria con mayor impacto financiero y
estructural sobre nuestro territorio y que actualmente está en revisión a nivel europeo y en España para adecuar las tradicionales ayudas a una serie de metas que, precisamente, van de la mano del propósito último de los cazadores: el fomento de la biodiversidad, la potenciación de las zonas rurales y el cuidado del medio ambiente.
Esta estrecha relación entre los cazadores y los agricultores no es desconocida en Navarra y va mucho más allá de la prevención de los daños en los cultivos por parte de especies cinegéticas. En Corella, la Federación Navarra de Caza (FNC), la Oficina Nacional de la Caza y el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno foral pusieron en marcha hace más de un año un proyecto para mejorar las poblaciones de aves esteparias.
La finalidad no era otra que frenar el declive de especies como el alcaraván, el sisón, la alondra, la calandria, la ganga, la ortega o la perdiz, que durante los últimos años están viendo reducidas sus poblaciones debido, sobre todo, a la expansión de la agricultura intensiva.
Para corregir esta situación tan nefasta para la fauna menor, los citados organismos lanzaron un plan de colaboración que busca recuperar el equilibrio poblacional de estos animales y propiciar un ecosistema saludable, a través del acuerdo con un agricultor para que adaptara su modo de cultivar en varias bandas sostenibles de sus terrenos, a cambio de una compensación económica.
A una escala mucho mayor y dentro del ámbito de actuación de la PAC, los cazadores han estado trabajando los últimos meses en una serie de propuestas que, en estos momentos, están presentando a los agricultores, al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y a los diferentes ejecutivos autonómicos. Sus iniciativas se encuadran en los eco-esquemas, un nuevo régimen de pago a agricultores y ganaderos que promueve la protección del medio ambiente y el clima mediante el presupuesto de los pagos directos de los Estados miembros de la UE a través de la PAC.
Su mecanismo es similar al proyecto llevado a cabo en Corella, ya que ofrecen la posibilidad de conceder pagos directos como un incentivo a los agricultores para que adopten prácticas beneficiosas para el clima y el medio ambiente. Estos pagos estarían por encima de los costes incurridos e incluso también de los beneficios que el agricultor podría obtener de no haber emprendido estas medidas.
Una quincena de veterinarios, biólogos, ingenieros agrónomos y forestales, técnicos en gestión ambiental y abogados de la RFEC y de la Fundación Artemisan han definido, en este sentido, cuatro grandes marcos de actuación a nivel nacional: las propuestas para áreas cerealistas; las iniciativas para el fomento y la protección de las dehesas; los proyectos para los cultivos leñosos en secano; y los planes para la recuperación de cultivos tradicionales.
En Navarra, por ejemplo, dentro de los campos de cereales, los cazadores sugieren diversas medidas, como que las cosechadoras deban guardar una altura mínima de 20 cm, que se retrasen lo máximo posible las cosechas para evitar la muerte de aves, que se realicen márgenes multifuncionales como superficies de interés ecológico, que se dejen márgenes de siembra sin cosechar, que se promocionen los barbechos con cubiertas vegetales, que se prohíba el uso de semillas blindadas, que se fomenten las rotaciones con cultivos mejorantes o que haya un mantenimiento obligatorio de la diversificación de cultivos para el acceso a las ayudas directas.
Todas estas propuestas, así como las incluidas en los otros campos de intervención, conllevarían la recuperación de la fauna menor, pero, no menos importante, repercutirían en dos aspectos trascendentales: el avance hacia una agricultura más alineada con la conservación de la biodiversidad; y un nuevo impulso para el mundo rural, en el que solo un 5% de la población activa en España se dedica a la agricultura, a pesar de que esta actividad se desarrolla en casi la mitad de todo el territorio del país.
Desde la FNC se insiste en que, con estas propuestas, se pretende conseguir una optimización de la sostenibilidad económica, social y ambiental de la PAC y, por ende, del medio rural, a través de una estrategia en la que salen beneficiados todos los actores implicados.