Los cazadores de Navarra nos concentramos este domingo 15 de abril en Pamplona en defensa de la actividad cinegética, por la importancia que ésta tiene en la Comunidad Foral, donde cada pueblo tiene su coto y una parte de las 25.000 licencias existentes en nuestra tierra. Más de 300 pueblos estarán representados frente al monumento al encierro y también más de 400 sociedades de cazadores.
El tema, que no es otro que la defensa de la caza y del cazador, trasciende la muga por su importancia. La Federación Navarra de Caza se suma a la iniciativa impulsada por la Real Federación Española de Caza, que acoge a un colectivo de más de un millón de personas, y al resto de federaciones autonómicas que han programado para este día concentraciones simultáneas en la práctica totalidad del territorio nacional.
Exigimos todo respeto a una afición, unas tradiciones y una forma de vida arraigada profundamente en el alma popular. Practicamos una actividad ética y sostenible y, además, perfectamente regulada, pero que cada vez sufre más ataques de los colectivos animalistas, ahora amparados sobre todo en el espectro morado de los parlamentos, a los que respetamos como opción política o de opinión, pero de los que no vamos a tolerar más ataques, más presiones ni más engaños que amenacen una actividad loable como es la actividad más antigua del hombre.
En vez de imposiciones, agresiones y ataques de administraciones, políticos y radicales anticaza y animalistas, demandamos soluciones inmediatas para los acuciantes problemas que nos perjudican como simples ciudadanos. Bajo el lema «La caza, nuestra forma de vida», los cazadores pedimos también un reconocimiento a la caza como una actividad clave para el desarrollo económico y social del mundo rural y la conservación del medio ambiente.
El mundo rural y los sectores relacionados con la agricultura y el aprovechamiento de los recursos naturales manifestamos las graves consecuencias para el medioambiente y el conjunto de la sociedad de una hipotética suspensión de la caza. Se multiplicarían los accidentes en carretera provocados por animales silvestres, poniéndose en riesgo la vida de muchas personas. Crecerían los daños que provocan en los cultivos las especies de caza mayor y menor. Surgirían enfermedades animales provocadas por superpoblación, con grave riesgo de transmisión a otros animales y personas.
No podemos olvidar las pérdidas económicas. Son cientos de millones los que mueve la caza en Navarra colaborando con controles de las poblaciones silvestres, municipios, propietarios de terrenos, empresas locales relacionadas con el turismo, la hostelería, viajes, y sobre todo a través de la creación y mantenimiento de cientos de puestos de trabajo directos e indirectos. La caza ayuda también a detener la despoblación en el medio rural, que sin ella empeoraría su calidad de vida en infraestructuras, servicios y reducción de los recursos.
Al cazador se le suele asociar con una especie de canibalismo animal. En cambio, el cazador colabora y sostiene el control de predadores, las siembras para las especies silvestres, la vigilancia del furtivismo, la colocación de bebederos y comederos, etc. Sin la caza los perjuicios económicos serían millonarios, además de los medioambientales y personales. Daños irreparables.
Navarra nos necesita. Instamos al Parlamento Foral y Gobierno a que defienda la actividad cinegética. Pedimos sentido común y buen criterio de ciudadanos, políticos y jueces para que acierten a valorar las consecuencias del deterioro de uno de sus recursos activos más valiosos.
José Ángel Remírez Arana
Presidente de la Federación Navarra de Caza
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