Decía mi inolvidable amigo D. Miguel Delibes “cuanto mayor es la violencia instaurada en la sociedad mayor empeño ponen algunos en depurar aspectos meramente fruitivos como es la caza”. Y tenía más razón que un santo. ¿De lo contrario como se puede entender que la muerte de un niño de 13 años por accidente de caza sea motivo de toda clase de vejaciones hacia la criatura en las redes sociales? ¿Qué corazón tienen algunos que se dicen animalistas? ¿Cómo es posible semejante barbaridad? Estamos perdiendo a pasos agigantados valores inherentes a las personas en beneficio de unos animales hiperhumanizados y eso nos está trayendo consecuencias impredecibles. Un animal nunca puede valorarse igual que una persona por mucho que se pretenda. Tendrá sus derechos pero no obligaciones y eso es suficiente para diferenciarnos por no recurrir a otros valores. En este movimiento que constantemente recurre con saña a la descalificación y a nuestras conciencias en el fondo subyacen unos intereses políticos que pretenden soterradamente capitalizar los votos de toda esa gente sensible con los animales. Personas que están manejadas por partidos como Podemos y sus acólitos del PACMA. Tienen dinero y eso es vital para llevar a cabo grandes campañas de “sensibilización” que al parecer captan nuevos adeptos. De todas formas no creo que terminen por mucho que lo intenten con el mundo de la caza porque esta práctica innata entre los aficionados, consustancial con la vida misma, como puede ser listo, tonto, feo o guapo. ¿Y qué podríamos hacer para frenar a todos estos nuevos mesías? Ni más ni menos lo que han hecho ellos, buscar el apoyo de uno o varios partidos políticos, que no les tiemble el pulso. Sean de las siglas que sean. Luego cada cual que le vote al que le venga en gana. Que se lo ganen con hechos y no con palabras como hasta ahora. Si hay voluntad política es muy fácil. Cinco millones de personas dejadas de la mano de Dios que tienen una incidencia directa o indirecta sobre la práctica de la caza les van a observar con lupa. Las manifestaciones están bien para decir “aquí estamos dispuestos a luchar”. Pero si no hay seguimiento constante con fuerza al final todo redunda en un baños de multitudes. Cambiemos de tercio. En los altos ya han entrados las primeras becadas, malvices, y palomas también han empezado a dejarse ver. El año pasado por estas fechas el monte era un secarral y en cambio este año hay humedad en casi todas partes y eso es bueno para las migradoras.
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