La ONC da un paso más al representar a los cazadores españoles en Europa. Porque ya nos tocaba. La voz de los cazadores españoles llevaba demasiado tiempo muda en Bruselas, esa capital de la Unión Europea, situada a 1.578 kilómetros de Madrid, desde la que nos dictan normativas que en muchas ocasiones quedan demasiado lejos de las personas reales, de nuestros entornos, de nuestra realidad cotidiana.
Hasta hace unos años la encargada de mostrar la posición de los cazadores españoles en Europa era la Real Federación Española de Caza, con un asiento en la FACE (Federación de Asociaciones de Caza y Conservación de la Unión Europea). Pero tras el esperpéntico espectáculo electoral que desde hace tres años protagoniza Andrés Gutiérrez, su presidente en funciones, ante la impasividad del Consejo Superior de Deportes, la RFEC ha desaparecido de la esfera nacional e internacional. Un Andrés Gutiérrez que, como diría Alfredo Relaño, director de As, amenaza con la eternidad, tratando de aferrarse al sillón de una forma que hasta da vergüenza ajena presenciar. El mes pasado, obligado por la justicia, abrió un nuevo proceso electoral –y ya van tres– que ha sido impugnado por la mayor parte de las federaciones autonómicas.
La Oficina Nacional de la Caza (ONC) dio en junio un paso adelante al poner sus miras en Bruselas, promoviendo una importante campaña en las redes sociales para hacer llegar a Europa la experiencia de los cazadores españoles con las directivas de Aves y Hábitats, de cuya interpretación han nacido los principales problemas de nuestro colectivo durante los últimos años. La ONC quería explicar que han sido unas buenas normas a grandes rasgos, pero que no son tan maravillosas para la población como los grupos conservacionistas, que han promovido una campaña similar, quieren hacernos ver. Un punto de vista crítico y necesario para los cazadores españoles, que por primera vez en mucho tiempo entran en Europa con un discurso serio y el objetivo de que la voz de la segunda potencia cinegética del continente sea tenida en cuenta. Por fin jugamos en la mejor liga, la europea.
Texto publicado en la editorial de la revista Jara y Sedal del mes de agosto de 2015.