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¿Qué daña a nuestra fauna?

Hasta hace sólo unas décadas la sociedad del Estado Español era eminentemente rural. Pero la Revolución Industrial, especialmente durante su segunda fase en el siglo XIX, significaría un cambio sustancial de forma importante. La capacidad de transporte y de uso masivo de la energía por parte del hombre propició un nuevo escenario de cambios ambientales. Entre ellos, la implantación de una trama densa y compleja de estructuras e infraestructuras humanas, que se superpuso a la red de conectividad natural del territorio aumentando exponencialmente su fragmentación. Ello y los cambios en la agricultura son las causas principales que han influido en la fauna vertebrada ibérica, y no la caza como todavía sustentan algunas organizaciones ecologistas. 

Durante miles de años la caza ha representado una de las causas principales de alteración numérica de las poblaciones animales. En las sociedades cazadoras-recolectoras constituye un pilar para la supervivencia y su impacto biológico no debería ser minusvalorado. En algunos estudios, la actividad cazadora de ciertas comunidades humanas paleolíticas se ha vinculado con la puntilla final a especies pertenecientes a la megafauna del Pleistoceno, en el marco de un clima cambiante. Durante el Neolítico, coexistiendo con la domesticación de plantas y animales, la presión sobre la fauna silvestre posiblemente aumentaría por el incremento de la densidad y la dispersión geográfica de la población humana. Aún en la actualidad, la persecución deliberada de la fauna sigue siendo un factor de enorme importancia en muchos  rincones del mundo. Numerosos países en desarrollo basan la ingesta de proteínas en la captura de animales silvestres, mientras que en los más industrializados la caza se ha convertido en una actividad lúdica, ajena a necesidades alimentarias, que es practicada por millones de personas y genera grandes beneficios económicos. Conviene recordar que hasta hace sólo unas décadas la sociedad española era eminentemente rural. La caza, el furtivismo y la pérdida de hábitat en beneficio de la agricultura -expresada espacialmente en grandes superficies– constituían los principales factores de impacto sobre las poblaciones biológicas.

Pero la Revolución Industrial, especialmente durante su segunda fase en el siglo XIX, significaría un cambio sustancial. La capacidad de transporte y de uso masivo de la energía por parte del hombre propició un nuevo escenario de cambios ambientales. Entre ellos, la implantación de una trama densa y compleja de estructuras e infraestructuras humanas, que se superpuso a la red de conectividad natural del territorio aumentando exponencialmente su fragmentación. Lejos de representar una trama inerte, el territorio debe reconocerse como un tejido vivo por el que discurren procesos de muy diferente naturaleza, dirección e intensidad. Flujos de agua, viento, nutrientes, organismos y propágulos explican en parte, a modo de una fisiología del paisaje, la estructura de las comunidades biológicas y el mantenimiento de muchos valores naturales que la sociedad desea conservar. La interrupción de esta trama natural por carreteras, ferrocarriles, canales, redes de alta tensión, aerogeneradores, industrias y núcleos urbanos, entre otras muchas estructuras humanas, afecta a la esencia misma del funcionamiento de los sistemas naturales y consecuentemente a la persistencia de las poblaciones biológicas.

La fauna ha sido una de las grandes afectadas por la fragmentación del territorio. La tupida red de infraestructuras genera un daño espacialmente difuso, generalista y pasivo sobre la conectividad animal, diferente de la persecución dirigida llevada a cabo por la caza, ya sea mediante disparos, venenos o trampas (selectiva, concentrada y activa). Los registros de miles de animales muertos o heridos por el tráfico rodado, líneas de alta tensión, contaminación urbana o industrial y aerogeneradores, destacan la envergadura del problema. En este contexto, el paisaje resultante de la Revolución Industrial se ha impuesto ampliamente a la caza como principal factor de daño a la fauna silvestre, aunque haya quién diga todavía lo contrario, como algunas organizaciones ecologistas. Algunas publicaciones y estudios científicos apuntan en esta dirección. Los resultados, por ejemplo, de un estudio realizado en un centro de recuperación de fauna muestran el progresivo protagonismo de las infraestructuras como causa principal de daños a la fauna en la Comunidad Valenciana. Este fenómeno podría ser general en el conjunto de la fauna vertebrada ibérica o en la de otros países con similar modelo de desarrollo socioeconómico.

Pero también estudios recientes vienen a decirnos que existe un incremento sustancioso de los daños causados por la administración de venenos. Según algunos expertos, es difícil interpretar las causas de dicho resultado, pero es posible, paradójicamente, que sea consecuencia indirecta de los esfuerzos de conservación realizados durante las últimas décadas. La implantación de nuevas y más estrictas medidas de protección podrían haber favorecido la recuperación de varias especies de vertebrados terrestres (en especial aves y algunos mamíferos mesodepredadores) y, como consecuencia de ello, habría vuelto a resurgir el uso ilegal del veneno, como se ha constatado en algunos estudios recientes.

Otras hipótesis alternativas y no mutuamente excluyentes son posibles. La intensificación agrícola y el progresivo abandono de muchas áreas rurales podrían explicar también el incremento del uso de venenos. En el primer caso para controlar plagas agrícolas y en el segundo para hacer lo propio con algunas poblaciones animales que se han visto favorecidas por el avance del matorral sobre antiguos pastos y cultivos.

En resumidas cuentas, los estudios realizados en los últimos años vienen a plantear que, en términos absolutos, las redes viarias, los aerogeneradores y las construcciones son el principal factor responsable de daños en el conjunto de la fauna silvestre ibérica, con un progresivo aumento aunque todavía a mucha distancia de los problemas ocasionados a la fauna ibérica por el uso ilegal de venenos.
Las medidas adoptadas para minimizar los impactos ambientales ocasionados por las redes viarias y aerogeneradores no parecen frenar los efectos negativos derivados de su mayor ocupación territorial.

Químico y periodista especializado en temas medioambientales. Premio Nacional de Medio Ambiente 1998, que otorga el Ministerio y Premio Gonzalo Nardiz 2002 del Gobierno Vasco por su trayectoria destacada en la difusión e investigación en temas de conservación de la naturaleza. Miembro de Naturtzaintza-Consejo de Conservación de la Naturaleza de la Comunidad Autónoma del País Vasco, adscrito al Departamento de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno Vasco.

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0 Commentarios

  1. Julen Rekondo
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    Amigo Mikel! Muchas gracias por la invitación a la alubiada y cuando quieras. Pero no me pongas por favor la fecha del 1 de enero, porque ese día vamos al monte como es costumbre en mi pueblo. Acudiré muy a gusto y seguro que lo pasamos muy bien. Por cierto, el que te ha informado de que no soy practicante, sabe poco de esta faceta mía. De otras, bastante más. He sido cazador, primero con tiragomas, después con la escopeta de perdigón, y después con una Sakasketa que me compró mi padre por sacar buenas notas en 5º de bachiller. Y ahora cazo de vez en cuando con escopetas prestadas por un hermano y por un cuñado según a donde vaya, pero que son mías. Pero yo no puedo ir al campo sólo a cazar necesito hacer otras cosas. Tuve una temporada en la que iba sólo a coger setas y hongos y casi me volví loco. Desde entonces, ya no he cogido más, y me dedico a admirar el paisaje, la vegetación, las aves, los ríos, etc. Y también tengo que decirte que soy muy pescador de río, pero cada vez menos. He pescado mucho en los ríos de Navarra y no hay nada. Y actualmente utilizo los ríos como el Esca, Irati, Basabarua, Larraun, Bidasoa y muchas regatas?????? y el Aragon menos por miedo a un seísmo (es una chorrada lo que digo) para meter los pies después de una larga caminata que tanto me gusta. Pero de esto ya te contaré en la alubiada porque no creo que interese mucho a los lectores. Pero lo que me interesa decirte en este comentario es otra cosa, y es sobre la tórtola común. Sobre tu último artículo titulado ???¡Lástima! El futuro es la granja!??? lo dejo para otra ocasión. Entiendo que tu planteamiento sobre la tórtola es que está en declive. Cada vez hay menos, y por tanto se caza menos. Está claro en Euskadi y en otras comunidades, aunque menos claro en otras, y es el caso de la provincia de Ciudad Real, donde el pasado agosto se cazaron muchas. Tengo un amigo que da fe de ello. No en sentido religioso, que no lo soy. Lo que sí hay es mucha tórtola turca, invasora, aunque no aparece en el nuevo catalogo que acaba de aprobarse (un sinsentido) y que para colmo de los colmos no se puede cazar y que al ser de mayor tamaño y sedentaria que la común, contribuye a su regresión. Pero lee el artículo, parte de una trabajo, de S. J. Hidalgo de Trucios y Gregorio Rocha titulado ???Qué está pasando en realidad con las tórtola??? (http://www.euskonews.com/0184zbk/gaia18401es.html) u otros, porque te puedo citar bastantes, y de interés, y creo que la interpretación se ajusta muy bien a lo que está pasando y que suscribo al 100%. Analizando algunos estudios, está bastante claro: ???La tórtola ya no pasa a España como antaño porque encuentra en Marruecos agua, comida y árboles para anidar???. Y sigo con más conclusiones que se sacan de dichos estudios: ???La reforma agraria promovida por el Gobierno Marroquí en la década de los 80 fue fundamental para la tórtola. El Gobierno fomentó e incentivó la agricultura como medio de vida para los campesinos. Esto provocó la proliferación de pozos y el riego en el medio rural a unos precios muy bajos para el agricultor. Al mismo tiempo se reforestó y se plantaron miles de hectáreas de naranjos y olivos, provocando que la tórtola encontrara el hábitat perfecto para ella: agua, comida y árboles para anidar. Progresivamente las tórtolas fueron variando sus costumbres y al no verse en la necesidad de cambiar de territorios para su supervivencia, gran número de ellas dejaron de emigrar hacia España, Portugal o sur de Francia???. Y uno de los autores de estos estudios se pregunta: ???Entonces, ¿la afirmación de que cada vez hay menos tórtolas en España se debe fundamentalmente a este motivo? Sin lugar a dudas. En España se tiende a pensar que el motivo es que ahora hay una presión cinegética mayor que antaño sobre la tórtola en Marruecos, pero no es así. Actualmente y sin miedo a exagerar puedo decir que hoy por hoy en Marruecos hay veinte veces más tórtolas que hace quince años, y esto es debido a que la tórtola encuentra en Marruecos sus tres necesidades vitales -agua, comida y árboles para anidar??? perfectamente cubiertas???. Para no alargar más el comentario, ya de por sí largo: La tórtola se ha desplazado a Marruecos fundamentalmente porque tiene agua, comida y árbol para anidar, pero no por la presión cinegética. Luego no está en declive y si queremos que la tórtola vuelva con mayor presencia, deberemos hacer un plan de gestión que resuelva los problemas que han motivado que haya cambiado de hábitat. Un fuerte abrazo.

  2. Mikel Zarobe
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    Hola Julen!. Si mi último artículo ánimo el cotarro como bien dices, no te digo nada el que se publicará este mes, jajajaJ, tras las semanas de portada que le corresponden a tu columna.
    No quiero extender mucho la respuesta. Buitres, jabalí, corzo, mis odiados cormoranes y compañía, etc, coincidimos. En la perdiz y la liebre entiendo que también coincidimos y la codorniz y la tórtola creo que es nuestra eterna disputa (amigablemente).
    Igualmente, uno que es de esos de «cuando las barbas de tu vecino…» Pensar que la becada no corre serio
    Peligró por el aumento de su presión de caZa en todo el mundo,es ser demasiado optimista, pero esto es apreciación personal.
    Julen, que vente un día al coto, no a cazar porque si me han informado bien no eres practicante, pero podemos cerrar la jornada con una buena alubiada y una animada tertulia, ok?. Un abrazo y sigue en la línea.

  3. Julen Rekondo
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    Hola Mikel. Muchas gracias por tu respuesta. Por dos motivos: de esta forma animamos el cotarro de los comentarios y discusiones un tanto retraído después de tu último artículo en el que recibiste muchas alabanzas, y por otra parte planteas cuestiones de interés para debatir. Por lo comentario, entiendo que en el diagnóstico estamos de acuerdo, aunque quizá en las soluciones o alternativas, en algunas sí y en otras no. Y me explico. Es cierto que la proliferación de jabalíes y corzos en el mismo País Vasco es un hecho, hasta el extremo de que se está autorizando su caza controlada. La recuperación de la fauna tiene su cara y su cruz. Si por un lado es una muestra de la mejora del medio ambiente, por el otro la proliferación de determinadas especies llega a ser perjudicial. Aquí se enmarcan las protestas de los ganaderos por los ataques a sus reses, que atribuyen a los buitres; o la de los pescadores contra los cormoranes y las garzas, o de los agricultores contra los jabalíes y los corzos. Pero centrándonos en este último caso, la solución es la caza. Pero, creo entender en tu comentario, y si no es así, me dices, que en otras especies, y supongo que te refieres a las de caza menor, se sigue cazándolas, cuando su creciente disminución aconsejaría que no se hiciera así. Pero meter en el mismo saco a todas las especies de caza menor como las migratorias, becadas, perdiz, codorniz, conejos, liebres, etc. como lo haces, me parece cuando menos una generalización excesiva y homogénea de su situación. Sabes tú que no es la misma situación de unas especies a otras. Y en los debates o comentarios que ha habido en esta revista en anteriores semanas sobre todo se ha centrado en que la creciente disminución de la codorniz y de la perdiz hacen en tu opinión y en la de otros exigir o pedir una moratoria que haga posible su recuperación. Es decir, dejar un tiempo de cazar. En mi opinión, yo no he llegado a esa conclusión, al menos por los estudios que conozco y que considero que se han realizado con bastante rigor científico. Pero no voy a aburrir más al personal citando esos estudios. Pero en tu caso, Mikel, siempre he leído que te basas en los contactos que estableces, en lo que aportan las nuevas tecnologías???.., que me parecen muy bien y son una fuente de información importantísima. Pero, siendo sinceros, ¿estas fuentes de información te aportan todas las claves para afirmar que la codorniz, por ejemplo está en declive? ¿Tienes sistematizados, trabajados todos los datos que aportan estas fuentes de información? ¿Consideras que con ello vale? Para mí, no, aunque considero muy importante estas fuentes de información. Un abrazo. Julen Rekondo

  4. Mikel Zarobe
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    Hola Julen. Muy buena reflexion. Totalmente de acuerdo contigo en que no se le puede achacar a la caza la desaparicion de especies si no a los motivos que tan acertadamente argumentas. Pero, yo iría aún más allá… siendo conscientes del mal que como especie hemos hecho a muchas especies animales, siendo conscientes de que somos los culpables de su situación actual, reflexionando que sus poblaciones no son las mas adecuadas…a pesar de ser conscientes de eso… seguimos cazándolas. No os parece incongruente e irresponsable?.
    Por otro lado, tambien ha y que reconocer que hay especies que se han beneficiado de ese cambio de habitat como jabalies y corzos, más abundantes y presnetes que años atrás. Aquí si que justifico su caza. Un saludo a todos.

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Químico y periodista especializado en temas medioambientales. Premio Nacional de Medio Ambiente 1998, que otorga el Ministerio y Premio Gonzalo Nardiz 2002 del Gobierno Vasco por su trayectoria destacada en la difusión e investigación en temas de conservación de la naturaleza. Miembro de Naturtzaintza-Consejo de Conservación de la Naturaleza de la Comunidad Autónoma del País Vasco, adscrito al Departamento de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno Vasco.

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