Hace ya más de treinta años, el cangrejo de río autóctono también llamado cangrejo común o de patas blancas (Austrapotamobius pallipes) era abundante en gran parte de la península Ibérica, siendo muy valorado por la gente que acudía con sus reteles a los ríos. Hoy, esta especie, catalogada en la mayor parte de las comunidades autónomas como ???en peligro de extinción???, se encuentra en situación crítica, ya que sólo en algunas balsas o cabeceras de ríos, como es el caso en el País Vasco de las cabeceras de los ríos del Macizo del Gorbeia, se conservan pequeñas poblaciones del cangrejo de río autóctono, donde no ha llegado su mortal enemigo, la afanomicosis o peste del cangrejo, de la que son portavoces las especies americanas introducidas, el cangrejo rojo (Procamburus clarkii) y, en menor medida, el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus). En los últimos años se han comenzado a elaborar algunos planes de recuperación, pero ¿será demasiado tarde?
A diferencia de lo que ha ocurrido con otras especies amenazadas, tras la caída brusca de sus poblaciones a finales de los 70, nuestro cangrejo de río es abandonado a su suerte, y en muchas comunidades rematado. Con unos conocimientos muy escasos sobre la ecobiología de esta especie y de las causas de su rarefacción, algunos técnicos auguran una recuperación imposible del cangrejo autóctono y proponen su sustitución por el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus) originario de la costa oeste de Norteamérica, que se adapta bien a la cría en cautividad y con cierta resistencia a la afanomicosis (pero, además, portador de la misma). Algunas administraciones públicas corroboran este disparate y realizan introducciones de cangrejo señal, como fue el caso de las diputaciones forales de Gipuzkoa, Bizkaia y Álava cuando se inició el declive del cangrejo autóctono de río.
Increíble pero cierto. En términos biológicos, está situación trasladada a los vertebrados es comparable a una propuesta de reintroducción del puma (además, portando una hipotética enfermedad letal) para sustituir a nuestro lince ibérico. Pero quizá lo más triste de este despropósito fue que no era la idea de unos iluminados, sino el producto de la presión y la financiación de empresarios que instalaron granjas de cría (astacifactorías) de cangrejo señal. Desgraciadamente, se reproducía en el Estado Español una situación ya vivida en países como Suecia.
Desde finales del siglo pasado se tiene conocimiento de la progresiva desaparición de las especies autóctonas de cangrejo de río europeas. En 1860, en Italia, diez años más tarde en Francia y posteriormente en el resto de Europa, las poblaciones de cangrejo comenzaron a disminuir de forma alarmante como consecuencia de la aparición de una enfermedad desconocida hasta entonces, que se denominó Peste del cangrejo.
Esta enfermedad es producida por un hongo acuático, Aphanomyces astaci, y es conocida como Afanomicosis. Este hongo podría haber sido importado desde Norteamérica a través de ejemplares del género Orconectes, el cual es portador y vector potencial de la enfermedad, y de cuya introducción se tiene constancia de haber ocurrido en Italia al menos en 1880.
La llegada de la afanomicosis a la Península Ibérica no está del todo aclarada. Y en este sentido, el origen de la introducción de dicha enfermedad en el Estado Español será siempre motivo de especulación. Hasta la fecha se ha supuesto que dicha introducción se realizó mediante los cultivos de Astacus leptodactylus, cangrejo turco, realizados de forma ilegal en el cabezón del Pisuerga, Valladolid.
Estos cangrejos murieron en su totalidad y ningún nuevo diagnóstico ratificó esta posibilidad. Pero resulta difícil que estos cangrejos, altamente susceptibles a la enfermedad, la hubieran transportado desde su lugar de origen a la península.
Resulta más lógico, aunque hasta la fecha no se haya tenido en cuenta en la bibliografía, que la afanomicosis fuera introducida mediante las importaciones de especies americanas portadoras de la enfermedad realizadas en los años setenta.
Las últimas investigaciones sobre la afanomicosis y los cangrejos autóctonos auguran un futuro prometedor para nuestros cangrejos de río. Según estas investigaciones, la viabilidad del hongo depende totalmente del encuentro con el hospedador adecuado: el cangrejo de río. Fuera de este hospedador no se ha encontrado ninguna otra especie susceptible a la afanomicosis. Por lo tanto, la enfermedad no persiste en las aguas sin cangrejos portadores, por lo cual cualquier curso de agua donde hayan desaparecido los cangrejos autóctonos, esté bien conservado y no tenga cangrejos introducidos, es susceptible de ser repoblado nuevamente con cangrejos autóctonos.
Respecto a la situación actual de la afanomicosis y del cangrejo autóctono en el Estado Español ha existido mucho desconocimiento, el cual ha dificultado la preservación y recuperación de nuestro cangrejo de río. Al contrario de lo que recomiendan los más recientes estudios y a contracorriente de las medidas conservacionistas adoptadas por gran número de países europeos, en el Estado español la mayor parte de los esfuerzos se han centrado en la repoblación con cangrejo señal, especie norteamericana vector de la afanomicosis, debido a una falta de información actualizada y veraz.
Las poblaciones de cangrejo de río se encuentran relegadas a cabeceras de algunos ríos, pequeños cursos de agua, barrancos y regatas fundamentalmente, como es el caso en el País Vasco de las cabeceras de los ríos del Macizo del Gorbeia, donde se conservan pequeñas poblaciones del cangrejo de río autóctono y algunas pocas zonas más.
En los últimos años, las cosas algo están cambiando y nuestro cangrejo autóctono ya no está tan olvidado. Varias comunidades autónomas controlan periódicamente las poblaciones de esta especie: Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja, País Vasco y Navarra; y tres de ellas ya han aprobado un Plan de Recuperación del cangrejo autóctono: Navarra, Castilla-La Mancha y Aragón. Además, existen actualmente entre las diversas Comunidades Autónomas, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas un grupo de trabajo que funciona con gran ilusión de sus componentes. Aunque cabe preguntarse: ¿será posible su recuperación?
En mi opinión, una de las claves de la recuperación de la avutarda es el programa europeo de ayudas agroambientales a los sistemas agrarios de especial interés para la protección de las aves esteparias, entre las que se encuentran la avutarda, el aguilucho cenizo, el aguilucho pálido y aguilucho lagunero. Precisamente dichas ayudas forman parte de la última PAC (http://aym.juntaex.es/ayudas/temas/agroambientales/ayudas_proteccion_aves.htm). Ahora, y a través de Oficina Nacional de Caza se pretende hacer algo parecido en relación con la perdiz roja, y de lo que creo que se ha hablado largo y tendido, por lo que no merece repetirse. Sobre lo que dices, Mikel Zarobe, creo entender, que sólo es posible la recuperación de la perdiz sobre la base de la prohibición de su caza. Esa postura, y seamos realistas hoy por hoy, es imposible. Entre otras cosas, por algunas de las razones que apuntas y otras más. Pienso que son posibles fórmulas intermedias y flexibles. En mi opinión y nunca he dicho lo contrario, la perdiz roja atraviesa por un momento crítico y, aunque iniciativas necesarias y bien intencionadas pero de poco efecto real hasta el momento estén intentando cambiar las cosas, somos nosotros, cada uno en nuestro coto, los que debemos cuidarla con la gestión diaria y directa del monte, de los predadores, de los puntos de agua y alimento cuando son necesarios y, sobre todo, como se está haciendo ya en algunos países de Europa con éxito, llegando a acuerdos locales con los agricultores de la zona para dejar zonas libres de herbicidas, estimular la producción ecológica, respetar las rastrojeras de forma adecuada, cuidar los linderos, regular fechas para determinadas labores agrícolas y otras muchas actuaciones que son, sin duda, parte de la base de la recuperación de la especie, cuestión que se podrá completar con la nueva PAC 2014-2018, y con un planteamiento más global e integral en pro de una agricultura sostenible que vuelva a ser la base para un hábitat de calidad de la perdiz roja. Mientras tanto debemos ser responsables de nuestros actos. Saludos.
Hola Julen, no había tenido tiempo de leer tu artículo. GENIAL con mayúsculas, me ha encantado, claro y conciso. Gracias por enseñarnos cosas nuevas un mes más. Me ha gustado también el comentario sobre la diferencia entre la situación del cangrejo de río y la perdiz roja y el ejemplo de la avutarda es espectacular (yo mismo pensaba que nunca llegaría a ver ninguna y este año en la mancha era un espectáculo, una barbaridad!). Ahora, fíjate que todas las especies que estaban mal, han pasado por la máxima de dejar de cazarlas y eso… en cuanto a la perdiz no lo veo muy claro…no creo que la ONC, la FEC o un político se levante una mañana y diga: «se veda la perdiz en toda España» y por eso lo veo crudo. Como bien apuntas la situación con el cangrejo no es comparable, pero la de la perdiz, aun estando sus poblaciones mejor que las del cangrejo, tiene un handicap muy grande… que su caza es el principal motor económico de muchas familias y empresas (armerías, restaurantes, hoteles) y su porhibición y recuperación, muy dificil. Como comentaba en uno de mis artículos de opinión, si alguien quisiera hacer algo y esto no fuese complicado, lo habría hecho ya. Aunque de verdad, ójala se recupere y olvidemos pronto estos años negros. De nuevo, enhorabuena por la columna y mis cinco estrellas van para ella.
La verdad es que en relación con lo que dices acerca del cangrejo autóctono estoy bastante de acuerdo. Yo también he conocido de pequeño y de joven esa cantidad de cangrejos autóctonos tan grande que existían en nuestros ríos, y la verdad es que su recuperación la veo muy cruda. No obstante, no estoy de acuerdo con la similitud que haces en relación con la perdiz, que es a la que te refieres, aunque pongas ???perdices???. No tiene nada que ver una cosa con otra. Es cierto que existe una progresiva reducción de las poblaciones de perdiz roja en el Estado Español, y son muchas las causas que están provocando esta dramática situación y muchos los que piensan que no hay vuelta atrás, entre los cuáles y por lo que dices estás tú.
Pero pienso que todavía es posible la recuperación de una especie que cuenta aún con miles de ejemplares en nuestros campos, que es cinegética y cuya variabilidad genética está todavía garantizada. Podemos pensar sino en otros ejemplos en los que, con esfuerzo, dedicación, INTER??S y apoyo de la Administración se están consiguiendo importantes logros a partir de unas pocas parejas. Si no pensemos en la situación de la avutarda de hace no muchos años o, incluso, salvando las distancias, del águila imperial, pescadora, perdicera o quebrantahuesos. Algunos dirán que esas especies son distintas y que la Administración ha destinado importantes cantidades de dinero a su recuperación y, sí, es verdad. Sin embargo nuestra querida perdiz roja cuenta con algunas ventajas con respecto a esas, su todavía amplia distribución, sus censos y, sobre todo, el interés que tiene un gran número de personas en su recuperación. Somos nosotros, los cazadores, miles de amantes de la naturaleza que encontramos en la perdiz roja una de las esencias del campo peninsular, que nos resistiremos hasta lo último para que nuestros hijos y nietos puedan disfrutar en el futuro de la caza de una especie que tan buenos ratos nos ha dado y que podemos gestionar de forma directa una elevada superficie del territorio. Todavía estamos a tiempo. Saludos.
yo de pequeño recuerdo que debajo de cada piedra habia un cangrejo autoctono,ahora los hay ,menos pero de los de señal.
Creo que no se deberia haber repoblado nunca ,y si haber luchado por mantener la especie de casa.
en algunas cabeceras quedan reductos del autoctono,pero cada vez menos,porque es imposible luchar contra la contaminacion,el ser humano lo destroza todo.
mi opinion es que no hay nada que hacer,al igual que con las perdices
En contestación su pregunta de que si se recuperará el cangrejo autóctono, le contestaré diciendo que, si podrán sobrevivir los pocos que existen a la contaminación aérea, a la tomas de aguas en los manantiales, al sobrecalentamiento del agua por disminución de caudales, a los bosques de pinos, a los vertidos de las cuadras y granjas, a los abonos de los campos, a los efectos ???beneficiosos??? de las repoblaciones y para más inri al producto estrella llamado SAL?
artea-encina