En primer lugar tengo que pedir perdón al web máster por permitirme escribir unos artículos tan largos y tan hipervinculados sobre el oso pardo, pero estoy seguro que quienes me han leído han sufrido si no están muy habituados a utilizar medios con salida en plasma. Pero es lo que ha llegado para quedarse.
A últimos de enero vi en una gasolinera de Logroño, cerca del pantano de La Grajera, un expendedor de revistas, periódicos y hasta libros. Aparato que estaba en un atril y como llevaba mi Tablet para ver las imágenes y calibrar las máquinas de fotografiar (cada día veo menos) me descargué un periódico. Hay que joderse, pasados unos minutos me resultaba más cómodo leer en mi Tablet que en papel.
En mi condición de informático tendría que haber dado ejemplo con un post de mucha imagen, algún video, un folio de texto y dos hipervinculaciones como máximo. Pues bien. Todo lo he conculcado. Y lo que es peor, he tenido que dar saltos, retroceder, repetir y “maravillármelas” para hacerles llegar una información que unida a las hipervinculaciones es más de 5 veces superior en volumen y contenido que el célebre LIBRO DE LA MONTERÍA DE ALFONSO XI. Motivos todos ellos por los que cuando he repasado el texto, me he encontrado con ausencias lamentables, falta de imágenes necesarias que ya tengo localizadas, y unas variaciones de las Españas que me hubiesen dado más trabajo, pero arrojarían más claridad y tendrían una pátina más científica sin llegar a avasallar a quién por vicisitudes de la vida no pudo adquirir una formación que negaron sistemáticamente a los de mi edad y condición social.
He estado en PROAZA haciendo la ruta del oso, he visitado varias veces La Casa del Oso en Cervera de Pisuerga que está relativamente cerca de mi segundo domicilio. He estado en lugares de Asturias donde sin necesidad de alquiler guías donde si no fotografiaba el oso un día me daban otro a escoger. Pero no acepté debido a que no me pareció de recibo molestar a los animales en masa. Por todo ello fotografié los osos en Cabárceno aun cuando la tierra ferruginosa los mancha de un pardusco que no me gusta, pero valen para la ocasión y su comportamiento es parecido al de los que están a un limitado albedrío.
Para alguna foto me he tenido que desgastar en pedir permisos y hasta pedir ayuda a los amigos. Cosa que no me gusta.
Resumiendo, si volviera a escribir ahora el texto de los diferentes posts lo haría de diferente manera. Más organizados cronológicamente, mejor ubicados en el transcurso del tiempo, soportados en mapas reglados y con textos. Pero si gusta esta serie de flashes, procederé en consecuencia aun cuando pienso hacer otros intentos con la megafauna Ibérica sin olvidarme del jabalí que tanto he cazado y espero poder seguir haciéndolo. Noooo …, no me he olvidado del lobo. NI del bisonte y menos todavía del Búfalo. Pero ahora tengo fuentes documentales que iré aumentando y no voy a resumir para que cuatro animales me toquen las narices, posiblemente lo escriba en libros digitales con todo este material que me quema ya encima de la mesa. Los lobos los saco en un lugar precioso ubicado en Robledo (Zamora) en plena Sierra de la Culebra. Ese lugar sí que lo recomiendo por no incidir sobre la especie aun cuando luego, a la hora de la verdad, sobren lobos en los lugares cuyas fronteras no las dejan mover bajo ningún concepto por la cerrazón mental de unas autoridades que no han sabido negociar y han despreciado al ganadero dejándole de pagar o pagándoles tarde para arruinarles.
Miguel Ángel Romero Ruíz
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