La temporada prometía y la ilusión era enorme. El día anterior estuve cazando en una de las líneas reglamentarias y el pase de zorzales comunes fue un auténtico espectáculo. Si el 10 de octubre no se oían apenas malvices, al siguiente día la cosa cambió por completo.
El 11 de octubre me desperté con la intención de acudir al puesto que tenía; era un puesto malo y las expectativas no muy favorables, ya que era pronto y los días anteriores costaba oír un «chip». Me levanté sobre las siete de la mañana, desayuné tranquilamente y casi se me para el corazón con el susto que me dio el móvil, era Ibon, mi amigo; me había mandado un mensaje diciendo «Hidalgo, he salido al balcón y no paro de oír malviz; hoy será un buen día». ¿Me estará tomando el pelo? Pensé. Rápidamente salí al portal de casa y me di cuenta de que Ibon tenía razón, salían malvices por los arboles, «chip» «chip»; un espectáculo. Cómo había cambiado la cosa, la temporada no podía comenzar mejor. Abrí el coche, metí la escopeta junto al chaleco y me dirigí al puesto. La caminata desde el coche se me hizo eterna, no paraban de salir malvices por todas partes. Estuve hasta las once cazando (después fui a por setas) y me divertí de lo lindo; buen pase de malvices y algunas a la percha. Y todo eso en un puesto mediocre.
Imaginaros con qué ganas nos despertamos el día 12; hacía un tiempo cerrado con ???sirimiri??? y sabíamos que el día anterior el pase fue espectacular. Aita y yo nos despertamos antes de lo habitual y fuimos a casa de Ibon a recogerlo. Allí íbamos en el coche; con los chalecos llenos de cartuchos Rio 20 (fenomenales para malviz, sobre todo cuando van un poco largas). Si todo esto fuera poco, teníamos una buenísima zona de caza; especial para los primeros días donde las malvices entra confiadas. Era el típico día de apertura, las panaderías llenas de cazadores; la ilusión se palpaba en el ambiente.
Llegamos a la zona, bajamos del coche y nos dimos cuenta de que sería uno de los mejores días de la temporada. Se oía mucha malviz y se levantaban de las campas; señal inequívoca de que a la noche había habido una gran entrada. Impacientes y con ganas esperamos a que llegara la hora de la apertura.
A las 8:30 (así lo establece la normativa de la zona) cargamos las escopetas y empezamos la jornada. Los primeros fallos no tardaron en llegar, la larga veda pasa factura los primeros días. Se oían muchos tiros, las tracas que escuchábamos por otras partes nos hicieron pensar que no éramos los únicos afortunados; mejor para todos. Poco a poco empezamos a afinar la puntería y las primeras malvices hacían bulto en nuestras perchas. El pase era muy regular, pasaban en grupos de 3-4 y a buena altura (demasiada en algunos casos); esto hacía dificultar el lance. Cambiamos la zona, fuimos a una ladera más alta. Pasaban menos pero mejor a tiro. Ibon y yo, tiramos demasiados lejos, pero conseguimos bajar algunos zorzales de las nubes (todo con perdigón del 8). Ahí estábamos aita, Ibon y yo disfrutando de una maravillosa jornada tras las malvices.
Sobre las doce del mediodía la cosa fue bajando, y el paso de las malvices se fue cortando. En el pueblo todos hablaban de que fue un día buenísimo de caza, con bonitas capturas.
Un día para recordar, sin duda alguna.
Aupa Sergio.
Los primeros 3-4 días y el primer sabado fueron muy buenos para nosotros. Muy buenos días de malviz. Despues finales de noviembre con los frios (alirrojas). Todos los demas días muy muy pocas.
Aúpa,,grandes días ,, yo el 11 debido a la niebla no pude cazar en el coto, pero el 12 en la costa bizkaina fue realmente divertido,, lo mejor de toda la temporada,, en fin a ver este año,, un saludo,, agurrr