Imágenes captadas por Yura Perez hace unas semanas en el parque de Salburua (Alava)
Ciervo Europeo (Cervus Elaphus)
LA BERREA
Dicen los expertos que la berrea del ciervo es uno de los espectáculos más sublimes de la naturaleza. Coincidiendo con la época de celo, los grandes venados empiezan a emitir sus atronadores bramidos y se enzarzan en feroces luchas para demostrar el poder que les haga ganarse el favor de las hembras.
La fecha exacta de la berrea difiere, aunque hay quien sostiene que se desencadena con las primeras lluvias de septiembre. Florencio Markina, gerente de la empresa Aran Medioambientales, que trabaja en cotos de Euskadi y Nafarroa, coincide con esa apreciación. “Podríamos ubicarla desde primeros de septiembre a mediados de octubre, aunque es verdad que el primer chaparrón puede acelerar o retrasar todo ya que el pasto se refresca y tienen comida abundante”, explica.
Aunque en Euskadi no se puede cazar durante la berrea, sí hay espacios naturales a los que se puede acudir a escuchar esos sonidos guturales que retumban entre las montañas y las luchas rituales de poder sirviéndose de sus cornamentas. De hecho, desde el Centro de Biodiversidad de Euskadi se suelen organizar salidas a los humedales de Salburua, en Gasteiz, para ver este espectáculo.
Para evitar este tipo de perturbaciones y evitar la dispersión de estos animales, la Diputación foral de Araba suele restringir el paso de vehículos por el Gorbea durante la época de reproducción de los ciervos. Este año, por ejemplo, la prohibición se fija del 5 de septiembre al 9 de octubre.
Pero más allá del espectáculo que supone la berrea, Markina hace hincapié en la caza selectiva del ciervo fuera de las épocas del celo. “Hay que respetar a los ciervos trofeos más fuertes como elementos claves para la gestión de esta población y cazar aquéllos que están en regresión u otras piezas más débiles. Así llevamos años tratando de transmitirlo a los cazadores a través de charlas y actividades”.
Los motivos de esta selección radican en que, “salvo el hombre, los ciervos no tienen por aquí grandes depredadores. No hay poblaciones de lobos, por ejemplo, así que si les dejáramos evolucionar solos acabarían enfermando o entrando a las ciudades”. Los accidentes de tráfico también aumentarían considerablemente.
Por ello, concluye este experto, el cazador tiene que suplir “a la selección natural” que se da en la evolución de todas las especies y controlar la expansión masiva de estos venados.
Gran artículo y mejor fotógrafo. Un saludo desde Almería.