El hombre, desde su aparición en el globo terráqueo (geoide), siempre formo parte de una naturaleza que ha ido variando con el transcurso de los siglos. Una naturaleza a la que siempre respetó, agradeció y reverenció, habida cuenta de que le proporcionaba todo lo necesario para cubrir sus necesidades vitales (la Pachamama), motivo éste por el que jamás la explotó por encima de sus posibilidades y mucho menos la violó y denigró en aras de un provecho suicida y antinatura del que siempre huyó. Por todo ello hay que entender la nivelación de los seres animales, vegetales y minerales dentro de una constante transformación que el ser humano siempre llevó a cabo y afrontó como parte de una función cuya morosidad jamás propició. Y así pasaron los milenios, asimilando conocimientos respetuosos para con el medio. Pero hubo una época en la que mordimos la manzana de nuestra perdición so pretexto de un progreso que todavía no hemos entendido, ni comprobado, ni asimilado. Un progreso que nunca nos trajo felicidad como consecuencia de que tomaron carta de naturaleza en él unos pecados capitales en los que estamos inmersos en aras de doblegarnos los unos a los otros con sistemas cainitas cuyo simple enunciado nos avergüenza a quienes amamos incondicionalmente hasta la última brizna de hierba de un Cielo que tenemos al alcance de la mano, pero que no está más lejos que el infierno con el que pactaron distintos grupos criminales. Es más, como en Cien Años de Soledad, los Melquiades de turno nos traen año tras año paraísos artificiales al alcance de la mano si conculcamos los Siete Pecados Capitales (más todos los demás, claro) con métodos antinaturales al alcance de la mano. Y en esas estamos bajo la batuta de los falsos profetas cuya ignorancia solo es pareja de su maldad. ¡¡Yo soy experto en osos!!. No. Usted es una puta mierda. Y con este bagaje queremos enfrentarnos a la tercera gran revolución de la historia mientras ya se está trabajando en la cuarta revolución industrial. Todo ello con un cambio climático global que no va en sintonía con todo lo demás, o sea: sin recuperar la idea de que todo está relacionado.
EL DESEQUILIBRIO CON LA NATURALEZA VA EN AUMENTO
Yo, quería y quiero hacer un simple artículo del oso y como Castellano de nacencia tengo un pie en mí siempre añorada Tierra de Campos Palentina donde nací. Pero por parte de mi abuela materna, tengo mil generaciones viejas en Buenavista de Valdavia (Palencia). Lugar este último que está muy cerca de donde se refugiaron los últimos osos, cuanto si más los lobos. Pero al ver la que se ha montado con el dichoso plantígrado y estudiar en profundidad el tema de sus organizaciones “salvadoras” y vendedoras de humo con el mismo fin y más efectivos humanos a sueldo que osos hay en España, somos muchos los que ya decimos: BASTA. Los susodichos disponen de un material sofisticado (… y todo ello a costa ajena) pero además de malos son vagos y tienen sus webs con datos atrasados en busca de nuevas adjudicaciones de conteo y similares. Unos proyectos un tanto opacos que, entiendo, requieren de una inmediata auditaría externa de las pocas que no ponen lo que les mandan poner para que les sigan contratando. O sea, lo mismo que hacen las ¿compañías gansteriles? de las energías renovables, quienes lo mismo hacen bombas que preservativos.
Tengo una edad en la que conozco de primera mano cómo nos resistíamos a emigrar y al desaparecer los semovientes y menguar la ganadería extensiva centramos todos nuestros esfuerzos en conseguir una productividad ganadera que nos permitiera ocupar el lugar de nuestros antepasados, pero el Estado nos ridiculizaba y –resumiendo- se nos indujo a desviar la atención mediante la matanza oficializada de las llamadas alimañas. Qué siempre se hizo, pero cuando se pasaban de la raya. ¿Quiénes se creen que limpiaban los muladares?. Bueno, este tema es mejor tratarlo aparte, pues la ignorancia es supina y todavía no se ha escrito la verdad y lo que es peor, se ha rechazado la ciencia empírica de la humanidad en aras del desconocimiento que da un titulillo que lo puede adquirir cualquier mangarrán si tiene dinero para pagarlo. Tranquilos. Tranquilos. Qué ya escribiré del asunto. Y no lo voy a hacer con latiguillos cursis tales como “la caza sostenible” o mamarrachadas por el estilo para hacerme amigo de quienes no quieren saber nada con nosotros, pues creo que tienen miedo a compartir jugosas subvenciones y más los galardones que les sirven de carta de presentación para recibir más subvenciones. En nuestro colectivo, que no es de ningún signo político concreto por estar todo el arco parlamentario proporcionalmente representado, hemos cometido muchos errores. Uno de ellos es permitir estar en puestos preponderantes a los hijos de ciertas celebridades y a sus edecanes quienes están en perpetua lucha entre ellos utilizando como arma la traición y el descrédito que repercute sobre nosotros. Pero no termina ahí el fiasco. Ni mucho menos. Hemos dejado a verdaderos inútiles y ladrones acaparar puestos y mando durante decenios. No es para tomárselo a risa, ni mucho menos. Y si con partirles la cara se arreglara el asunto, no se iban a desperdiciar hostias a mansalva. Digamos como el tango Cambalache: Los ignorantes nos han igualao…
EUSKADI Y NAVARRA,LUGARES DE OSOS SIN OSOS.
Miren ustedes, este su seguro servidor, qué soy yo, lleva más de 45 años emigrado en Euskadi. Aquí tengo enterrados a mis padres. Aquí me he casado. Aquí tengo dos hijos perfectamente integrados, cuatro nietos y todavía no sé a santo de qué, cada día quiero más al lugar que nos recibió con los brazos abiertos cuando nos echaron de mala y cruel manera de nuestra propia Tierra y lo que son las cosas, puedo decirles que tengo una gran facilidad para empatizar con el mundo rural tanto de aquí, como allá. Jamás renegué de ser Castellano de los de verdad, no de esos que algún autor describe como hizo Sergio Leone en sus películas del Oeste Americano a las que para más efecto convincente les puso música de Ennio Morricone. Ni el Oeste Américano fue así, ni nuestra sacrosanta Castilla es como la pintaron, la pintan, y –mucho me temo- que la seguirán pintando
Pensando en escribir algo serio sobre el oso, me fui al centro de Euskadi que está en Durango. Me atendieron de maravilla tanto en el Ayuntamiento de Mañaria como en el de Izurtza. Es más, me facilitaron todo lo que tenían tanto el secretario como la administrativo quien se puso de polvo perdida al buscar en el desván lo que la solicité y su resultado se tradujo en el certificado del último oso matado en Vizcaya. Les estoy escribiendo sobre los montes de Urkiola, sus rebaños, la vida de los pastores y de un largo etcétera que iré desgranando a su debido tiempo. Fui en busca del lobo, pero me topé con el oso y con personas que sabían lo que decían.
Evidentemente, estoy bien provisto de todo el material que me facilitó con dedicación extrema la Fundación Sancho el Sabio de Vitoria-Gasteiz (como hace con todo el mundo que se acerca a sus instalaciones). Y no es por nada, pero lo que otros se gastan en cuestiones inconfesables yo me lo gasto en libros y demás fuentes del saber que desde pequeño devoro.
Escribir me relaja, pero me ha impresionado tanto el relato de la muerte del último oso de Vizcaya facilitado por los antes citados, que no pude por menos de transcribir lo escrito al respecto por un sabio a sabiendas de que es verdad y de que esa verdad encierra todas las demás verdades si se saben interpretar, uno tiene un tesoro intangible de los de verdad. ¡¡Qué misterios encierra el Parque de Urkiola!!. ¡¡Qué verdes son esos prados donde miman a la ganadería!!. ¡¡Es una tierra de ensueño donde nadie es forastero si practica ese refrán tan Castellano de: “Allá donde fueres, haz lo que vieres”.
¿POR QUÉ ESCOGÍ EL DURANGUESADO PARA ESCRIBIR SOBRE OSOS CUANDO TODOS LOS ESCUDOS TIENEN PRESENTE AL LOBO O AL JABALÍ?.
La anteiglesia de Mañaria e Izurza distan entre sí dos kilómetros y ambos municipios están ubicados en la comarca Vizcaína del Duranguesado. Mañaria, está a 6 kilómetros de Durango (Vizcaya). Casi todos los municipios que conforman el Duranguesado tienen en su escudo un jabalí alanceado o lobos. Me refiero a los municipios de: Amorebieta-Echano, Atxondo, Durango, Ermua, Garai, Iurreta, Izurtza, Mallabia y Otxandio. Los únicos municipios del Duranguesado de los cuales está ausente una especie de caza mayor son: Berriz, Elorrio y zaldibar; si bien es cierto que Elorrio tiene dos leones de plata en su escudo, pero eso obedece a temas diferentes.
En esa zona hubo pastoreo de subsistencia, lo hay por devoción y lo seguirá habiendo por tradición como consecuencia de que no se entiende un Baserri (Caserío) sin animales de pasto. Todos los caseríos tienen una hierba que miman tanto o más que a sus animales. Y además, es un lujo que se lo pueden permitir simultaneando el trabajo de una zona muy industrializada con una ganadería sumamente bien tratada a la que miman y adoran.
LLEGADA, AUGE Y CAIDA DEL OSO PARDO EN EUROPA.
Aunque no existen muchos restos del úrsido a nivel peninsular durante el Holoceno, las pocas crónicas que conservamos de época tardomedieval, como el Libro de Montería de Alfonso XI (S.XIV), aún lo citan prácticamente en todos los montes de cierta entidad del Reino, por lo que cabe suponer que habitaba también en igual medida los de la Corona de Aragón, Navarra y Granada.
Ordenaba el propio Alfonso XI que en el término de Murcia, «ninguno sea osado de matar puerco, ni oso, ni gamo, ni con ballesta ni con cepo, ni con otro armadijo…”.
También un edicto del rey Jaime II de Aragón sentenciaba en Mosqueruela (Teruel), en 1303, la prohibición de cazar puercos silvestres, ciervos u osos con ballesta o cualquier otro ingenio, bajo pena de sesenta sueldos jaqueses, o cuarenta en el caso de corzos y cabras silvestres.
Y todavía el oso pardo es citado a finales de la Edad Media en Doñana, en tierras almerienses, y en los Montes de Tarifa.
Tal era la consideración del oso como pieza por excelencia del arte venatorio, que la calidad de caza de los montes se medía por la presencia del plantígrado, como trofeo más requerido por la nobleza de la época en sus lances.
Pero el verdadero impacto sobre las poblaciones ursinas a nivel peninsular se produjo algo más tarde, primero con las distintas disposiciones legales que procuraron las autoridades del momento para actuar contra las consideradas “alimañas” o “animales nocivos”, que ya en el s.XVI “velaban” por la defensa de ganados, sembrados y colmenas del Reino mediante la autorización de premios y batidas comunales contra “fieras”, y que se vieron prolongadas en el tiempo como muestra el reglamento firmado por Carlos III en 1788, por el cual se procedía al exterminio de zorros, lobos, osos y demás “animales dañinos”.
A todo ello hay que añadir la aparición de las armas de fuego a principios de la Edad Moderna, las repoblaciones humanas de muchas partes del país tras la Reconquista, el aumento de la población humana, que se duplicó en el país desde inicios del S.XVI a inicios del XIX, y sobre todo, la generalización de esas armas de fuego entre la población, especialmente durante el Siglo XIX, cuando se produjo la socialización de la caza.
El oso pardo fue quedando relegado, pues, en el lapso temporal de cuatrocientos años, a aquellos lugares más propicios para su supervivencia, aquellos que mantenían su hábitat más óptimo o potencial, en el norte de España, o aquellos otros que, por su inaccesibilidad, le permitían burlar con más probabilidades a su feroz enemigo.
Los trabajos de investigación más “oficialistas” respecto a la distribución histórica del oso en España dan por extinto al oso en el centro y sur de España entre los siglos XVII y XVIII, sin embargo existe la suficiente documentación proporcionada por otros reconocidos autores que muestran claramente cómo el plantígrado pudo sobrevivir, en enclaves muy concretos de esos territorios, en poblaciones relictas, hasta mucho más tarde de lo que habitualmente se ha tenido en consideración.
Por ejemplo en el extremo occidental del Sistema Central, en las sierras de Gata y de Francia, donde se mantuvieron hasta finales del XVIII, o en los Montes de Albarracín (Sistema Ibérico Meridional, Teruel) y en lo más profundo de las sierras de Segura y Alcaraz (Jaén y Albacete), donde hay rastros de su presencia hasta bien entrado el siglo XIX.
Por esas mismas fechas de mediados del XIX el oso aguantaba bien desde Galicia a Burgos, pasando por Asturias, León, Cantabria y Palencia, con algunas poblaciones ya en declive, muy residuales, en la frontera con Portugal, en el Macizo Galaico, Montes de León y provincia de Zamora, así como en un pequeño núcleo muy aislado del Sistema ibérico Norte, a caballo entre tierras soriano-riojanas.
Ejemplares aislados sobrevivían también en los Montes Vascos, desconectados ya del otro gran foco poblacional peninsular, el pirenaico, que desde la Selva de Irati, en Navarra, se prolongaba compartido con Francia al menos hasta el extremo occidental de la provincia de Girona, sumando algunos enclaves en el prepirineo español. – Tierra Sylvana – La totalidad del texto la tienen pinchando en el primer hipervínculo de este capítulo.
MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE – CAPÍTULO 1 / DISTRIBUCION HISTORICA DEL OSO PARDO EN LA PENINSULA IBERICA / CARLOS NORES / JAVIER NAVES
Se ha reconstruido el área de distribución del oso pardo (Ursus arctos) en la Península Ibérica, desde la Edad Media hasta el momento de su protección legal.
En el siglo XIV ocupaba la mayor parte de los sistemas montañosos de la Península, aunque estaba ausente de buena parte de Galicia, y en Andalucía y Murcia parece presentar una distribución discontinua. En el siglo XVI se le podía encontrar, al menos, en parte del Sistema Central, en los Montes de Toledo, en ambas márgenes del Guadiana central y en Sierra Morena. En el XVII desaparece de estas zonas y comienza una fuerte regresión, incluso al norte del Sistema Central, que culmina con la ruptura de la continuidad cántabro-pirenaica entre ese siglo y el siguiente. La causa de esta fuerte disminución puede ser debida al inicio de una persecución sistemática que continuará hasta finales del siglo XIX. En este siglo, en Lugo, Orense y León, van aislándose pequeños núcleos del grueso de la mancha osera cantábrica, que terminan desapareciendo, extendiéndose de modo continuo desde la Sierra de Ancares hasta la provincia de Burgos. En el Pirineo se extiende desde Navarra a Lérida. En la primera mitad del siglo XX se divide la población cantábrica en dos, por la desaparición en el este de Asturias, y en la segunda mitad la continuidad pirenaica se escinde en, al menos, tres pequeños núcleos de comprometida supervivencia en la actualidad. La totalidad del texto la tienen pinchando en el primer hipervínculo de este capítulo.
LOS ÚLTIMOS OSOS DEL PAÍS VASCO
Euskadi, a pesar de su mucha y buena ganadería extensiva, siempre fue un lugar excelente para que habitaran los osos y así lo hicieron hasta tiempos recientes, pues no les faltaban cuevas donde hibernar ni comida para saciar su hambre, no obstante cabe destacar que había un pacto tácito de que cuando un oso atacaba a las colmenas o a los cuadrúpedos de pasto, se procedía en concejo a darle caza para general escarmiento de la especie y para que no arruinara familias, por eso en Euskadi, al igual que en el resto de la Península lobera y de osos, existían loberas hoy olvidadas o conservadas como meras construcciones turísticas. Cuando el lobo y el oso sucumbieron, fueron olvidadas y las construcciones no cuidadas en los montes son fagocitadas demasiado pronto, no obstante hay loberas en Euskadi que dan fe de un pasado reciente donde ante la alarma de los lobos y los osos se procedía de forma ancestral, pero –insisto- en que no se ha hecho gran cosa por una conservación que desde los intentos de recuperación está prohibido su uso. Quiero dejar claro que las denominadas loberas se utilizaban lo mismo para el lobo que para el oso con reminiscencias en lo que a censos se refiere que han continuado hasta nuestros días. Les hipervínculo a uno de Álava.
LOS ÚLTIMOS OSOS DE ANTZUOLA (Gipuzkoa) Y MAÑARIA (Bizkaia).
El último plantígrado de Gipuzkoa fue abatido en 1867 en Antzuola, y el de Bizkaia, en 1871 en Mañaria. Podrían ser animales escapados a gitanos o comediantes porque el oso se consideraba ya extinguido desde muchos años antes. Pero poniendo el tema bajo el prisma del calidoscopio perteneciente a una historia que ni se ha olvidado ni se ha parado al compás de los tiempos ajenos a la pirotecnia de una literatura alienadora, es cuando se avivan los sentidos para sincronizarse con el latir de un mundo que se nos está yendo de las manos. Tal es el caso del texto histórico de Juantxi Sarasketa, titulado: “Así se cazó el último oso de Vizcaya”.
DESAPARECE CAMILLE, EL ÚLTIMO OSO AUTÓCTONO DEL PIRINEO NAVARRO Y DE ARAGÓN.
02.11.2010 – EL MUNDO – Hace meses que no se sabe nada el último oso del Pirineo DE Navarra y Aragón. Camille, un viejo macho que era el último representante de la variedad autóctona de oso pardo de la cordillera, no ha sido avistado desde el pasado mes de febrero. Ya entonces estaba enfermo y envejecido. Ahora, los expertos dan por enteramente perdido al animal, y con ello a la especie propia de nuestras montañas. El resto de osos que viven en los Pirineos, unos pocos ejemplares, provienen de las reintroducciones llevadas a cabo hace años con ejemplares de Eslovenia.
EL ÚLTIMO OSO DEL GORBEA YACE EN OROZCO (BIZKAIA).
Bien podemos considerar que este oso sea también el último oso alavés a falta de otros más documentados, pero los hay. Ya lo creo que los hay. ¿Qué todos sean verdad?: Lo dudo. ¿Qué hubo osos en Álava? De eso estoy seguro por la evidencia documental existente. Motivo éste por el que alguno tuvo que ser el último en morir. ¿O no?. Vamos a dejar como tal al de Orozco para no levantar revuelos que no conducen a nada. No obstante me baso en los estudios del alavés Mario Laurino a los cuales les hipervínculo en un artículo titulado “Los días del oso cavernario alavés” muy bien escrito y sumamente ilustrativo sin ser largo.
EL OSO EN LA TOPONIMIA
Quienes escriben de caza se han cansado de repetir latiguillos como ese que dice que a España se le denominaba Tierra de Conejos. Pues bien, lo que realmente abundaba en la Península Ibérica en general y en Euskadi y Navarra en particular eran los osos y los lobos así como toda una infraestructura e instrumentos para cazarlos. Una infraestructura material que se ha perdido o está en riesgo de desaparición por la negligencia y abulia de nuestros gobernantes. Pero no han desaparecido aspectos inmateriales de los cuales dan fe osera la toponimia, sin ir más lejos y a la cual voy a hipervincularles en Navarra. Si se escribe de la presencia del oso en lo inmaterial refiriéndonos a la cultura bajo el paraguas de la mitología o literatura (por citar dos ejemplos), su abundancia es apabullante y digna de ser leída por puro divertimento prescindiendo –si se desea así- de un estudio meticuloso. Hay muchos intereses políticos en que se olvide o modele la historia según conveniencias de todo tipo, pero la verdad es que quién no lea textos como al que les hipervínculo ahora, está condenado a ser un fantoche ignorante. O sea: un hombre masa.
OBSERVACIONES FINALES
Miren ustedes, les termino de escribir una trilogía de osos un tanto larga en la que he mezclado: información, noticias, opinión, literatura e historia. Y por si la citada trilogía tuviera pocos ingredientes, me han salido unos posts largos con demasiadas hipervinculaciones. BUENO. Si ustedes listan y luego juntan las hipervinculaciones clasificadas por fechas, tendrán una historia con bastantes huecos sin cubrir, eso les obligará a ir a la librería o a trabajar de forma ardua y perspicaz en Internet haciendo un datamining manual cuando en realidad tenían que hacer un datawarehouse de un big data perfectamente parametrado, pero el problema es que en España y en las comunidades autónomas se han comprado grandes ordenadores tales como el ubicado en centro de Supercomputación de Castilla y León que recibe el nombre de Caléndula.Y claro, también hemos gastado millones y millones en el cloud computing, faltaría más. Dinero sí que se ha gastado en este tema a nivel de España, mucho, muchísimo, más de lo necesario, pero el uso de los procesos informáticos dejan mucho que desear y hay compañías cuyos concursos los ganan por decisiones políticas y … supongo lo que ustedes están pensando, yo no digo nada … por el momento. Pero de asuntos de estos nadie quiere saber nada, los que salen es cuando rebasan todo lo rebasable. Lo de ellos son las finanzas y demás grandes bases de datos que al no servir para nada mueren en un PowerPoint o en un tocho que no se lo lee nadie. Y claro, para este asunto he peregrinado por instituciones recibiendo, en algunos casos, malas contestaciones aun cuando yo no me rindo jamás, motivo este por el que voy a ver como acepta el personal esta farragosa trilogía sobre el oso para proceder a llevar a cabo un estudio en profundidad. Datos tengo, interés no me falta y conocimientos me sobran, pues si mis estudios no son reglados, sí que son exhaustivos por el solo gusto y necesidad de saber cada día un poco más, aun cuando viven mejor quienes se llevan su comisión por la compra de un ordenador o por un software que jamás funcionara y a veces ni se instala siquiera. Espero no morirme sin que se haga una auditoria aséptica del gasto por comunidad autónoma de los últimos 25 años. ¡¡¡Vuestro es el Mundo, campeones!!!
OBSERVACIONES PERSONALES
Menos mal que he dejado la Informática de este post atrás, pues cuando pulso las teclas se me nubla la vista y “un algo que llevo dentro” me predispone a sufrir una alferecía o unas correntías que me dejan baldado. Lo malo de sujetos tales es que en los funerales son los primeros en ir a comulgar cuando mientras no devuelvan lo malgastado o rapiñado están, sin duda, en pecado mortal. ¡¡¡Son unos sacrílegos!!!
Miren ustedes, yo nací en Fuente Andrino (Palencia). Pero mi abuela materna y todas sus ascendencias son de Buenavista de Valdavia (Palencia) que está ubicada al pie de la Montaña Palentina donde nunca faltaron osos y lobos. NUNCA. Lo que ocurrió es que después de la veda se niveló la población y aparecieron salvadores que continúan viviendo de ambas especies a cuenta del dinero que no dan a los ganaderos que sufren daños, pero sí a ellos, motivo éste por el que las vedas y prohibiciones siempre fueron conculcadas, pero ahora en el monte ya no hay quien las conculque y tanto osos como lobos siguen visitando los pueblos con independencia de los muchos animales en extensivo que matan y no son pagados por una administración cicatera para con quienes tienen que emigrar de forma forzosa. Yo no voy a recurrir a escritos, libros y monsergas por el estilo, pero les digo y no miento, que en la Montaña Palentina siempre hubo lobos, osos y buitres a pesar de que ahora las tres especies están causando más daño que nunca, pero vuelvo a insistir en que dentro de poco no tendrán que comer y habrá que habilitar comederos como, por ejemplo, se hace con los buitres en Álava (adjunto fotografías).
Como colofón final les diré que para mantener una cabaña de buitres, lobos y osos de esta manera tan desmesurada, hay que recurrir más a los comederos artificiales, pues terminado el ganado no estabulado y estando acostumbrados a lo fácil, hacen poco daño en la caza mayor y eso de meterse por la noche en los cascos urbanos rurales tarde o temprano, DIOS NO LO QUIERA, dará que lamentar. Es la rueda de una historia que se repite “in aeternum”. En este asunto estamos viviendo parte de la maldición de Sísifo.
ADVERTENCIA
Este post se puede leer por encima sin meterse en grandes profundidades, pero si pinchan en los hipervínculos verán que he procurado recopilar una información que puede servir a quien la necesite para temas de más enjundia. Yo, por mi parte, trataré de ofrecerles un panorama Estatal sin dejar de profundizar en lo de aquí. Es más, les adjuntaré fotografías hechas por mí. De momento creo que me he extendido demasiado. Pero todo me parece poco para quien esté interesado, motivo éste por el que ruego perdón a esos profesionales que dicen que un post no debe de pasar de medio folio y dos hipervinculaciones. Ésta última palabra rima con una frase grosera que no voy a poner. Pero lo pienso y así es. En este post no le doy cabida a Torrente.
Miguel Ángel Romero Ruíz