Corren tiempos convulsos en la política española. La situación económica y social nos está llevando a ser cada vez más críticos con la clase política y a elevar nuestras protestas en los únicos medios que democráticamente disponemos. Básicamente las redes sociales. Que se han transformado en una herramienta de protesta, o quién sabe si un lugar para desahogar nuestras frustraciones.
La “tentación” de que los cazadores participemos en la política como si esta fuera la solución a todos nuestros males, no es nueva. Si hacemos un poco de historia, el partido político de los cazadores (C.P.N.T), lo lleva haciendo muchos años en Francia. Su trayectoria ha sido descendente y pasó de competir e incluso superar a “los verdes” en sus inicios europeos, a ser prácticamente absorbido por la derecha francesa y tener actualmente una presencia poco menos que testimonial.
En España también surgió el partido político de los cazadores, en los años 90. Más precisamente el año 1994, que participó en las elecciones europeas como ramificación del partido C.P.N.T de Francia. Siendo encabezado entonces por el Presidente de la Federación Navarra de Caza y la RFEC (según la información que dispongo). El resultado fue ridículo consiguiendo en toda España un total de 29.025 votos. Hecho que a juicio de quien escribe la presente hizo mucho daño al colectivo de cazadores y pescadores, ya que la clase política y los enemigos de la caza pudieron verificar el nulo impacto político del colectivo de cazadores (por entonces casi un millón de personas) en la sociedad española. Desde entonces, hasta nuestra situación actual. La conclusión es sencilla.
Actualmente en España existen dos partidos políticos de cazadores. ANATUR (Acción natural Ibérica) y TRADICIÓN Y FUTURO (Acta fundacional y Estatutos). Ambos de reciente creación, siendo TRADICIÓN Y FUTURO una escisión de ANATUR, producida no hace mucho tiempo por problemas internos.
Lo queramos o no, la política ha entrado de nuevo en la caza, la pesca y el medio rural. Los partidos de cazadores, que dicen representarnos, lo hacen divididos desde el principio. Hecho, que si verdaderamente les interesaría defender los derechos de cazadores y pescadores debería de tener una fácil solución desde ya. Veremos que ocurre.
Para un servidor la caza tiene poco que ver con la política. Está bien que los cazadores vascos y navarros exhibamos musculo todos los años en Dima y reivindiquemos nuestros derechos en las manifestaciones que sean necesarias. ¿Pero qué ocurre si por ejemplo hablamos de temas como el aborto, la consulta de Cataluña o la tauromaquia? Difícil maridaje entre la política y la caza. Aunque no voy a ser yo el que intente quitar de la cabeza a quienes tienen la idea de introducir otra vez la caza en la política. Solo les pido que valoren las consecuencias de un posible nuevo fiasco como el de 1994, que nos deje a los pies de los anti caza, mientras la clase política mira para otro lado. Ojala tengáis suerte compañeros.