COTO DE PEZCA (Antonio Gallardo)– Creo que somos muchos los pescadores que hemos evolucionado a lo largo del tiempo en nuestros hábitos y técnicas de pesca. Esto, nos permite en muchos casos tener una perspectiva amplia sobre las artes de nuestra afición favorita. Los habrá que consideren que lo último, lo que más practican (o lo hacen únicamente) como lo único, lo mejor, en mi caso la perspectiva de estos años es la contraria, he usado y uso distintas técnicas, probaré nuevas y respeto todas.
El punto crucial
Este es el punto principal, el respeto. Hace unas semanas leía como en una zona de Galicia había nacido una asociación de pescadores a mosca y a las pocas semanas otra que defendía la pesca con artes tradicionales ¿casualidades de la vida?, seguramente que no. Como tampoco lo son las críticas de asociaciones de pesca asturianas por el escaso éxito de la temporada de pesca sin muerte del Salmón o los choques cada vez mayores en Castilla y León por una nueva normativa impuesta a excesiva velocidad y sin tener mucho en cuenta al primer afectado, el pescador.
Todo ello es caldo de cultivo para una dicotomía entre pesca tradicional y pesca sin muerte que parece querer dividir a un colectivo como el nuestro que tiene que estar más unido que nunca ante los serios problemas que nos amenazan a todos, presentes y futuros.
Tradicional o pesca sin muerte, no criminalicemos
El primer punto está en no creernos superior a los demás. La pesca a mosca es bella, compleja en su lance, en el pose de la mosca, en su elección pero tampoco tiene nada que desmerecer a aquel pescador que coge un “saltón” y lo inserta en su anzuelo con tal destreza para que se mantenga vivo y lo deposita delante de una trucha para que se abalance a por este. Todos los métodos de pesca son complicados y su manejo a la perfección o cercana a esta requiere de un talento difícil de conseguir. Llevo algo más de 25 años pescando y no creo que pase de principiante aventajado en ninguna de las modalidades que practico. Es más, rara es la jornada de pesca en la que no aprendo algo más de algún pescador y sobretodo de nuestro adversario, el pez.
Pero tampoco hay criminalizar el destino de nuestras capturas. Hay muchas zonas en las que llevarse unas truchas, un reo o un salmón es más que una tradición. La fiestas de “la trucha” que se celebran en muchas localidades gallegas desde la primavera o verano atraen a miles de personas y es un foco de turismo y riqueza más que importante para esas zonas. Por supuesto hay que poner límites, pero este no es el papel de los pescadores.
Un papel más activo de la Administración
Este es el papel de la Administración a la que los pescadores deben exigir un papel más activo: delimitando las zonas de pesca sin muerte, las zonas vedadas, cupos y artes de pesca y por supuesto poniendo más medios para limitar lo más posible la lacra del furtivismo. ¿Quién hace más daño el que se lleva 3 truchas a casa o el que con un trasmallo se lleva 3 docenas de todos los tamaños? También hay que cuidar la calidad de agua de nuestros ríos, su entorno… Los pescadores podemos ser colaboradores y cada vez los somos más. Los cotos concertados en los que participan sociedades de pescadores son en general todo un éxito muestra de cómo los pescadores “mimamos” nuestros ríos y embalses para continuar disfrutando día tras día.
Buena parte de estos cotos “mixtos” son en la modalidad intensiva, que permiten la pesca todo el año y en el que muchos de ellos combinan las dos modalidades, pesca sin muerte y pesca con muerte con completa naturalidad y sin problemas. Que la administración cuide nuestros ríos que son nuestro patrimonio y que el pescador cumpliendo todas las normas decida libremente que modalidad de pesca le gusta más y todos, disfrutemos de nuestro deporte favorito.
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