Cada vez está ya más cerca el temido día del fin de la temporada truchera en nuestro territorio, y muchos pescadores –entre los que me incluyo- optarán por elegir el cebo natural como modalidad de pesca para la trucha en las últimas jornadas. Ahí van unas sencillas pautas para que no se nos mueran los peces en el delicado momento de devolverlas al agua:
1. Utilizar anzuelos sin arponcillo
La ‘muerte’ o arponcillo es el pequeño gancho que presenta el anzuelo en su parte final, cuya finalidad es la de evitar que el pez se pueda soltar una vez enganchado. Y si bien es una ayuda en un principio, cuando llega la hora de sacarlo de la boca de la trucha puede producir desgarros de consecuencia fatal. No obstante, el pescar con anzuelos con la muerte aplastada o sin ella puede crear algunas dudas, ya que lo primero en que piensas es que se te van a escapar todos los peces o incluso que la lombriz o el cebo que utilices se va a escurrir del anzuelo. Nada más lejos de la realidad: llevo las dos últimas temporadas pescando de esta manera y no sólo no he notado que se me escapen más truchas sino que el cebo se mantiene mejor de esta manera, al producirse el pinchazo de forma limpia.
2. No dejar que la trucha trague
Lo mejor es pegar el tirón en cuanto advirtamos que el pez ha picado, como lo haríamos si pescásemos a mosca o con cucharilla. De esta manera la trucha se enganchará normalmente del labio o de las partes iniciales de la boca, donde menos daño se le hace. Actuando de esta manera no conseguiremos enganchar muchas de las truchas que nos piquen, pero es fundamental cuando pescamos ‘sin muerte’ o cuando intuyamos que la captura no da la talla mínima.
3. No sujetar al pez con un trapo
Todos los peces tienen una especie de mucosidad que les recubre el cuerpo y les sirve de protección. Si agarramos la trucha con un trapo o las manos secas le quitaríamos gran parte de esa protección y quedaría expuesta al ataque de hongos, enfermedades, etc. Si por el contrario nos mojamos las manos antes de cogerla y manipulamos la captura lo menos posible se verá mucho menos afectada.
4. Disponer de un buen desanzuelador
El momento de retirar el anzuelo es el más delicado, y aunque todo lo anterior se haya realizado de forma adecuada, proceder con torpeza a su extracción puede darnos problemas. Lo ideal, disponer de un buen desanzuelador metálico o de un material similar (los de plástico se rompen con mucha facilidad) para realizar esta acción de forma limpia y rápida.
La trucha es una especie bastante sensible, pero si seguimos estas indicaciones y actuamos con celeridad conseguiremos evitar la desagradable sensación de que se nos muera una que pretendíamos soltar. Asimismo, estos consejos son válidos para otros tipos de peces, aunque por lo general la naturaleza más resistente de otras especies hace que no se den problemas a la hora de suelta.
Foto izq.: Mamalos, uno de los cebos naturales más utilizados (prohibido en Gipuzkoa)
Foto der: Pescador devolviendo a las aguas una trucha pescada con lombriz en el río Araxes (Nafarroa)
Aupa Iker, que interesante el articulo! Ahora que ando aprendiendo poco a poco algo sobre pesca me ha parecido muy interesante. Eskerrik!