Cuando el año pasado visitamos el Delta del Ebro, también estrenábamos otoño. Una leve calidez en la tonalidad de la luz y el frescor de la mañana son el único preludio de cambio de estación.
Como ahora, dispusimos de todo el fin de semana. Salida el viernes por la tarde y vuelta a casa el domingo a la noche. Nuestra idea era pescar en piragua el sábado y embarcados con un guía el domingo. Nos animó a probar con las piraguas la idea de encontrar abundante jurel muy cerca de la salida del delta. Como todos sabéis, la pesca es muy suya, después de un día completo de búsqueda conseguimos un par de modestas capturas.
El domingo amaneció soleado y sin aire. El horizonte nos regaló un hermoso amanecer rojo difuminado por la densa niebla. Embarcados en una esplendida fueraborda, pusimos rumbo a la mar a toda velocidad. Buscando ???pajareras??? en el horizonte. ¡Ni una! No vimos la más mínima actividad en superficie. Ni peces ni pájaros. Le contamos lo vivido el día anterior y decidimos cambiar de idea y de rumbo. Los bonitos y otros atunes quedarían para otra vez. Nos desplazamos hasta una boya meteorológica donde se congregaron varios pescadores con sus respectivas embarcaciones.
¡Sin duda un acierto! Los lomos de los dorados dibujando estelas tras los peces pasto que con poco éxito intentaban zafarse de los depredadores con continuos saltos fuera del agua. Vinilos, rapalas y sobre todo popers, son atacados con violencia en la misma superficie del agua.
Un dorado de un kilo escaso, ronda los 80 cm. Capturado al lance ligero o a la mosca ofrece una batalla muy superior a lo que cabría esperar de su talla. Los saltos y acrobacias de estos animales junto con la belleza de su librea quedan para siempre impresas en la retina del pescador.
Para poder estirar los lances aparejamos unos «jigs» pequeños. Traídos a gran velocidad por la superficie resultaron eficaces ante el dorado, y dejándolos caer al fondo desataron un número importante de picadas de pequeños atunes rojos. ¡Otro digno adversario! A diferencia del dorado, el atún pica al fondo desde el primer embate. Sorprende ver el tamaño de las capturas después de realizar una primera estimación del tamaño al calibrar la picada. ¡Es un torpedo!
Con lo visto el año pasado, esta vez vamos a contratar el guía para el sábado. Con él nos haremos una idea real de nuestras posibilidades e intentaremos sacarles provecho por nuestra cuenta el domingo.
La semana que viene os contaré el desenlace. Un saludo y hasta la vista.
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