Pese a que pueda parecer despiadado el sistema natural de supervivencia de los salmones y las truchas, por la elevada mortandad de huevas y crías, las que sobreviven, por su capacidad de adaptación al medio, se desarrollan en los torrentes y más tarde descienden a la parte media y baja de los ríos, recorriendo grandes distancias, sorteando los obstáculos naturales, (no las obras del hombre, por insalvables) y cuando su desarrollo lo permite(dos o tres años) pasar a aguas saladas para su crecimiento y su maduración.
Los obstáculos artificiales (presas, canales, etc.) son los que, de forma involuntaria para las truchas (enclaustradas), las han ???obligado??? a una adaptación en su comportamiento vital. Remontan para la puesta o freza los ríos donde viven ???retenidos??? por los topes artificiales, hasta donde les permite el obstáculo siguiente, tomando posiciones favorables en las torrenteras de arenillas y gravas que encuentran.
En cuanto al salmón se refiere, su capacidad de reproducción disminuye proporcionalmente a la longitud de río disponible, en donde pueda encontrar torrentes para poder efectuar sus paradas nupciales, en aguas muy bien oxigenadas.
Las angulas (crías de anguilas), llegan en invierno a las desembocaduras de los ríos, y después de adaptarse al agua dulce, remontan las corrientes de los ríos para desarrollar y convertirse en anguilas (tres o cuatro años), para descender a la mar y reproducirse.
Los peces que se van
Los peces son el componente más visible, mejor conocido y más cotizado de la fauna del agua dulce. Por esta razón, desde hace tiempos existe una gestión para mantener en los ríos, poblaciones abundantes y permanentes de especies apreciadas para la pesca deportiva o comercial. Esta política comporta graves problemas. Donde no había peces en las lagunas, su introducción representa una alteración de las comunidades naturales. Se puede decir lo mismo de la introducción de especies, como el lucio, el siluro, cangrejos rojos, etc. que destruyen las poblaciones autóctonas. Las repoblaciones piscícolas entre distintas cuencas, no respetando las diferencias genéticas, producen diferencias morfológicas, introgresiones que producen híbridos, y la extinción de los autóctonos.
Peces, pescadores y repobladores desaparecen con la contaminación y la destrucción de los ambientes naturales. No entraremos sin embargo, en el tema de los vertidos urbanos e industriales, pues la propensión educacional a tomar los ríos por desagües hasta convertirlos en cloacas, es de todos sobradamente conocido.
Las almejas de río
Hasta hace unos cuarenta años era frecuente encontrar en los ríos, poblaciones de almejas (mejillones) enterradas parcialmente en el fondo de las arenas o lodos, sobre todo en los canales. Eran fáciles de detectar después de muertas, pues la corriente arrastraba sus conchas nacaradas, pero ahora ¿dónde están?
Las almejas de río, llamadas náyades, pertenecen al grupo de bivalvos, que viven en aguas dulces y tienen un desarrollo larvario excepcional. La almeja hembra capta con la corriente de agua, que le sirve para filtrar el plancton y alimentarse, los espermatozoides que el macho libera. Dentro del cuerpo de la hembra se produce la fecundación, y los huevos se acumulan en el interior de las branquias. Aquí se transforman en diminutos seres (gloquideos) provistos de ganchos y filamentos adhesivos con los que, una vez expulsados de la madre, deben adherirse a la superficie de un pez. Las posibilidades son escasas, pero las larvas se encuentran por decenas o cientos de miles, y se ha observado comportamientos de la madre para atraer la curiosidad de peces carnívoros, Una vez sobre el pez, el pequeño parásito se transforma en un bivalvo, que rompiendo la piel de su huésped cae al fondo. En caso de caer sobre ambiente adecuado, puede llegar a vivir, según especies, más de diez años.
Mazkarra o colmilleja
Es un pez de agua dulce, de tamaño pequeño, pues no llega a los 14 centímetros de longitud total cuando es adulto. Nada en trayectos cortos cuando sale de su madriguera, de noche, y carece de vejiga natatoria. Se le distingue, entre otras cosas, porque en su boca tiene tres pares de barbillas. Los machos son de mayor tamaño que las hembras. Viven en las partes medias y bajas de los ríos, donde la corriente es suave y en fondos de grava, piedras, arena y vegetación acuática. Los adultos se alimentan de larvas, insectos, algas y detritus. En algunas poblaciones existe una fuerte desproporción de sexos a favor de las hembras. Este fenómeno indica que la población se encuentra en peligro de extinción. La regresión que están sufriendo es brutal, habiendo desaparecido en varios cauces de ríos que vierten al Cantábrico y a la cuenca del Ebro. Es indicativo que su desaparición trae aparejada la de la chipas, truchas y también los pájaros insectívoros de las orillas. La mazkarra constituye un buen indicativo de la calidad del agua.