La caza como actividad esencial
La actividad cinegética se convierte en un elemento clave para combatir las plagas de fauna que causan daños millonarios en los cultivos
Amo la naturaleza porque soy un cazador. Soy un cazador porque amo la naturaleza». Y continúa: «Dicen que es contradictorio pero si yo protejo las perdices tendré perdices para cazar en otoño». Se trata de unas reflexiones de Miguel Delibes que ahora vienen como anillo al dedo en unos momentos en los que la caza no es una actividad con muy buena prensa. Pero tiene una honda tradición histórica, está muy arraigada en la sociedad y es practicada en la Comunitat al menos por 40.000 personas federadas. Y no se les puede dejar de lado.
Además, en estos momentos la actividad cinegética se ha convertido en una necesidad real. Así lo evidencia la petición formulada por la Federación de Caza y las principales entidades de agricultores de la Comunitat, AVA y La Unió, para que esta práctica deportiva sea considerada como actividad esencial en estos tiempos de Covid.
Si alguien cuestiona este planteamiento se lo puede preguntar a los agricultores que día tras día ven como su trabajo se encuentra amenazado por plagas de fauna que se han vuelto incontroladas destrozando sus cultivos, destruyendo su modo de vida.
La ausencia de depredadores y la expansión de la masa forestal en los últimos años ha provocado que algunas especies, como los jabalíes, conejos o cabras montesas, entre otras, se extiendan sin control por amplias zonas de la Comunitat y atacan los cultivos en busca de alimento. Los agricultores calculan que los daños que provoca ascienden a 30 millones anuales. Basta darse un paseo por los cultivos de vides de comarcas como la de Requena-Utiel para observar las consecuencias de la masiva presencia de conejos. Y es sólo un ejemplo.
La situación se ha agravado aún más si cabe durante los meses del confinamiento. Los cazadores no han podido salir y la presencia de estos animales se ha extendido a zonas que hasta el momento habían permanecido inexploradas.
Pero el problema no sólo se circunscribe al ámbito agrario. Cada vez son más frecuentes los accidentes de tráfico provocados porque alguno de estos animales, especialmente los jabalíes, que invaden la calzada y colisionan con algún vehículo. A veces todo queda en un susto pero en otras ocasiones las consecuencias pueden ser mucho más graves.
Ya ha pasado una semana desde que la secretaria autonómica de Emergencia Climática, Paula Tuzón, se reunió con representantes de los cazadores y agricultores. En este encuentro reclamaron que, ante el avance de la pandemia y el incremento de las restricciones a la movilidad, la caza sea considerada una actividad esencial y de esta forma evitar que se repitan los problemas en el confinamiento de marzo y abril.
Estos colectivos también han presentado su petición por registro en la Delegación del Gobierno de Valencia, en la propia conselleria y ante el presidente de la Generalitat. Todavía continúan sin respuesta. Y no es la primera ocasión en la que plantean esta reclamación. También en Les Corts el PP ha presentado varias preguntas para apoyar esta demanda.
Parece que no hay muchas alternativas. El crecimiento desmesurado de estas especies ha creado un grave problema medioambiental, y también social, que hay que atajar. Los daños sobre el ecosistema son también cada vez mayores. Los cazadores son ahora un elemento clave para detener la propagación de estas poblaciones. Probablemente no son la única solución, pero sí que se dibujan como una de la mas efectivas a corto plazo con el aliciente de que el coste no es excesivamente elevado.
Fuente. lasprovincias.es