Desde hace unos años a todos los políticos se les llena la boca hablando de desarrollo sostenible, respeto por el medio, técnicas de pesca no lexivas y demás.
Muchos de ellos desconocen lo que es el desarrollo sostenible bien entendido, que no es otra cosa que el desarrollo que asegura las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones.
Si atendemos a esta definición de desarrollo sostenible, definición de la Comisión Mundial sobre Ambiente y Desarrollo (Comision Brunbland), es difícil entender el motivo de las restricciones a las pesquerías de merluza. Un reparto que no es equitativo y que además no protege a las artes de pesca tradicionales como es la pesca de la merluza del pincho.
Si existe una modalidad de pesca no lexiva, respetuosa con el medio, que permite una pesca selectiva sin dañar las poblaciones de otras especies marinas esa es sin duda la pesca de la merluza del pincho. Una modalidad que deberíamos de mimar y proteger y no solo no lo hacemos sino que ninguneamos a los pescadores que la practican con unos cupos semanales por embarcación que casi no les alcanza ni para los gastos de la carnada.
Es obvio que el sistema económico basado en la máxima producción, el consumo, la explotación ilimitada de recursos y el beneficio como único criterio de la buena marcha económica es insostenible, pero no es menos cierto que tenemos que abogar por un desarrollo real, compatible con una explotación real y la calidad de vida de quienes practican la pesca. Eso debería ser el desarrollo sostenible.
Si realmente queremos proteger el recurso, un recurso por otra parte que se agota, pues no es ilimitado como algunas mentes “privilegiadas” creían, tenemos que hacerlo conservando las modalidades de pesca tradicionales y valorando como se merecen a los que las practican, ese es el verdadero desarrollo sostenible.
Desde estas paginas quiero mostrar mi apoyo, respeto y admiración a todos los pescadores de los diferentes puertos de Asturias, y de forma especial a los de la cofradía “Virgen del Carmen” de Cudillero, que llevan toda una vida de trabajo y sacrificio, luchando contra aquellos que no respetan la pesca tradicional, volcándose en la pesca menos dañina para los ecosistemas marinos como es la de la merluza del pincho y gracias a su noble y sacrificado trabajo, no siempre valorado como se merece, todos los amantes de la buena mesa podemos saborear la extraordinaria merluza del pincho.
El medio ambiente depende de nuestras acciones colectivas, y el medio ambiente de mañana de nuestras acciones de hoy. Empecemos por rectificar esos cupos inasumibles impuestos a la flota de merluza y seamos coherentes con la naturaleza, solo así conseguiremos un desarrollo sostenible real, el desarrollo sostenible virtual ya lo conocemos y no conduce a nada positivo, salvo a imponer los cupos de la vergüenza.
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