El pasado mes de diciembre, un joven pescador de Laudio, Mikel Hernández, me comunicó que había capturado una buena perca en el embalse de Landa. Inmediatamente le felicité por el logro, pues hace ya mucho que el Black bass escasea en la zona. «No, no, bass no, la perca europea, la de las rayas»-me corrigió Mikel.
¡Perca! Eso me sorprendió aún más, ya que no tenía noticias de la presencia de esta especie en el embalse. No obstante, tal como indica Mikel, capturó solamente una pero vio algunas más, lo que apunta a una población ya establecida y no a una captura aislada. Todos los años se oyen rumores de capturas, a menudo de fuentes fidedignas, de siluros, luciopercas y otras especies invasoras en los embalses de Araba, y gracias a Mikel, que nos aporta fotografías, queda confirmada una más.
Este pescador laudiotarra, que ha comenzado a pescar en Ullibarri-Gamboa este año (por ahora es el único embalse autorizado durante todo el año, aunque parece que esto va a cambiar) se ha mostrado también muy sorprendido, ya que él solo esperaba encontrar lucios. «La perca la pesqué con un equipo spinning y con un señuelo de vinilo»- apunta Mikel, que también asegura que no las había visto en anteriores jornadas por esa zona, y que posteriormente no ha vuelto a pescar allí por el mal tiempo.
La perca fluvialitis, que es el nombre científico de esta especie, es un pez originario de los ríos y lagos centroeuropeos, que no llega de manera natural hasta la península ibérica. El primer caso de introducción se cita en el embalse de Boadella (Girona) en la década de los 70. Se caracteriza por la joroba que tiene detrás de la cabeza, y esas rayas verticales oscuras tan llamativas. También destacan sus aletas, de color anaranjado. Puede llegar a alcanzar tamaños considerables, superando el medio metro de longitud y los 2kg de peso. En sus lugares de origen, es un pez apreciado por los pescadores que la capturan tanto con señuelos artificiales (cucharillas, imitaciones de peces…) como naturales (lombrices, pez vivo…).
En cualquier caso, desde un punto de visto ecológico no deja de ser una mala notica para nuestras aguas. Cada año la distribución y número de especies alóctonas de los embalses y ríos de Euskadi aumenta, en detrimento de las autóctonas. Sin mirar más allá del embalse que nos ocupa, aparecen multitud de ejemplos: lucio, black bass, perca-sol, alburno… mientras que truchas, ezkailus o loinas prácticamente han desaparecido. Y solo he nombrado a los peces, la lista aumenta considerablemente si reparamos en otros animales (visón americano, galápago de Florida, mejillón cebra, cangrejos rojo y señal…) o en las plantas.
Hace ya años, durante el invierno los regatos que alimentaban el pantano sufrían la «visita» de desaprensivos que iban en busca de los morlacos (hablo de truchas) durante el desove. Esto ya no ocurre porque no las hay. También se pescaban grandes ejemplares desde barcas. El barbo será quizás el único que se salva de este terrible declive, y todavía hoy es un verdadero espectáculo ver las orillas del embalse en su periodo reproductor, tanto por el número como por el tamaño de ejemplares.
Pero llegados al punto actual, ya revertir esta situación se me antoja imposible. Por mucho que prohíban soltar los lucios o se aprueben inverosímiles decretos sobre las invasoras. Solo queda tratar de frenar esta expansión y luchar sobre todo porque no afecte a los ríos (aunque alguno como el Zadorra parece un caso perdido). El tema de las invasoras es grave, por lo que gustaría pedir desde aquí que NING??N PESCADOR INTRODUZCA NUEVAS ESPECIES EN RÍOS Y EMBALSES. No solo es un delito sino que sería seguir cavando nuestra propia tumba.