Pescando verdeles

Os voy a contar cómo fue y cómo viví la última jornada de pesca en mar, la pesca del verdel desde embarcación; con la compañía (cómo no)  de mi amigo Ibon.

En cuanto a caza estamos en plena época de veda, salvo ir al monte a pasear o acudir a algún coto intensivo, no nos queda ninguna opción relacionada con la actividad cinegética. No todo es caza, y menos viviendo en un pueblo como Lekeitio; pueblo costero con una gran tradición a la pesca; tanto profesional como deportiva. Como os podéis imaginar, la pesca es otra de mis aficiones preferidas.  Ibon tiene una preciosa embarcación (Ama Miren II) y todo el material necesario para poder salir a la mar; fruto de la afición familiar a la pesca.
El pasado verano pudimos disfrutar pescando chipirones y diversos peces; pero a ambos nos apetecía poder salir y pillar un buen día de verdel. Nos pusimos manos a la obra; concretando día y hora. No nos podíamos imaginar que el día 6 de marzo, sería otro día difícil de olvidar; pero esta vez de pesca.

A las 13:00 horas del día 6, llamada de Ibon: “Hidalgo, me han dicho que hay mucho verdel; espabila que salimos ahora mismo”. Hoy la liamos, pensé. Devoré la comida mientras miraba el reloj, cogí todos los trastos y me presenté en su garaje lo antes posible. Él me estaba esperando mientras comprobaba que todos los aparejos estaban correctamente. Sin perder tiempo, bajamos al puerto y salimos a la mar.
Uno de los momentos más bonitos de este hobby  es la tranquilidad que se respira en la mar; mucho más que en la caza. Pensamos salir a un par de millas, bueno en realidad Ibon es el que sabe del tema y yo procuro hacerle  caso.

Habíamos llegada a la zona y estábamos solos, compartíamos espacio con algunos alcatraces que también habían acudido a pescar. En menos de que canta un gallo, paramos el motor y echamos los aparejos. En este tipo de pesca no se utilizan cañas, sino aparejos con 5-6 anzuelos cada uno. Consiste en echar los aparejos hasta que se localizan los bandos de verdeles, cuando no pican se cambia de zona mientras se rastrea. El momento más importantes suele ser cuando se da con los bandos, hay que mover los aparejos y así impedir que los peces cambien de zona. Es una pesca muy intensa, en un bando puede haber cientos de verdeles.
Fui el primero en sentir las picadas, ¡había soltado el aparejo y a menos de 15 metros había verdeles! La sensación que da tener varios peces en un mismo aparejo es algo muy difícil de explicar.
Inmediatamente Ibon repitió la jugada y empezamos a sacar verdeles. Estuvimos pescando aproximadamente una hora, se nos pasó volando. Había mucho verdel, a escasos 15 metros; señal de que había buena entrada. Ahí estábamos los dos más contentos que unas pascuas, en la tranquilidad del mar sacando verdeles. Sin duda, un día inolvidable.

Para terminar, quisiera animaros a probar este tipo de pesca, es única en cuanto a este método. Para quien no conozca la especie, el verdel (Scomber scombrus) abunda en el océano Atlántico y en el mar Mediterráneo siendo objeto de pesca. Es muy apreciado por su sabor y por la consistencia de su carne. Al igual que el atún y el bonito, el verdel pertenece a la familia de los escómbridos. Se alimenta de otros peces de menor tamaño, crustáceos y moluscos. En tiempos invernales permanece a muchos metros de profundidad, pero cuando se acerca el buen tiempo, suelen agruparse en bancos muy numerosos y subir a la superficie.

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