Una de las cosas más gratificantes que te ofrece el trabajo de periodista es la de poder dar buenas noticias. Es cierto que son infinitamente menos frecuentes que las malas, y quizá por ello contarlas es tan satisfactorio. Este es uno de esos meses en los que tomar el pulso a la actualidad del sector cinegético hace que el nuestro propio se acelere, porque no es sólo una la noticia buena que traemos a nuestras páginas. Son varias, aunque todas están relacionadas entre sí.
La primera, y el germen de todas las demás, nos sorprendió a finales de febrero. Durante aquellos días pudimos saber que la Oficina Nacional de la Caza (ONC) ha pasado a convertirse en el mayor órgano de representación de los cazadores españoles. Y lo ha hecho después de que las federaciones autonómicas que aglutinan a la mayor parte de los federados de este país hayan ingresado, a título individual, en dicho organismo. Tras ellas, algunas asociaciones cinegéticas más han solicitado integrarse en dicha estructura, convirtiendo a la ONC en órgano vertebrador del sector cinegético español y aportando la necesaria unión que desde hace meses se venía reclamando desde diversos puntos del sector. Indudablemente la incorporación de los nuevos socios federativos ha supuesto un espaldarazo definitivo, puesto que representan al mayor grupo de cazadores españoles organizados y el músculo que le faltaba a la ONC para ocupar la posición que ahora ostenta.
Una de las grandes virtudes de la oficina es que en ella confluyen todos los agentes que componen el heterogéneo mundo de la caza en España: armeros, cartucheros, rehaleros, ingenieros de montes, cazadores, propietarios rurales… Todos tienen voz y voto en este organismo tan bien planteado que cuenta con una regulación interna que evita que pueda ser monopolizado por ninguno de los sectores integrantes. Es un foro de consenso y de trabajo, no de estériles protagonismos que tanto daño han hecho a nuestro colectivo. Por si esto fuera poco, la RFEC que preside Andrés Gutiérrez Lara ha decidido abandonar la ONC aduciendo motivos económicos. Esta afortunada decisión ha servido para reforzar aún más la credibilidad y la limpieza de la ONC, al no contar ya entre sus filas con la presencia de alguien tan sumamente desacreditado como él.
A buen seguro la crónica polémica en la que vive la RFEC ha propiciado que la ONC se haya convertido en el faro de la caza en España. Ya sea por accidente o por convicción, lo cierto es que esta nueva situación ha permitido algo totalmente inédito: reunir en torno a una misma mesa a todos los primeros espadas del sector cinegético. A los mejores. Y cuando se ponen a trabajar juntos excelentes profesionales como Juan Antonio Sarasketa, Luis Fernando Villanueva, Pedro Morrás, José María Mancheño, José Luis Domínguez, Fernando Tello, Javier Nogueira, Francisco Piera, Santiago Iturmendi o José Ángel Remírez, entre otros muchos, sólo se pueden esperar resultados fascinantes…
Tan fascinantes, y esta otra de las buenas noticias, como que el Gobierno por fin empiece a atender las verdaderas demandas del sector. Y es que, como recogemos en próximas páginas, parece ser que, gracias a las gestiones de la ONC, la administración va a solucionar problemas tan graves para nuestro sector como el de la responsabilidad en los tristemente famosos accidentes de tráfico, los daños de especies a la agricultura o la implantación de un sistema multilicencia que facilite el acceso a la caza en otras comunidades.
Desde luego nos encontramos en un momento de cambio en el mundo cinegético español. Y por primera vez en mucho tiempo parece ser que para mejor. El simple hecho de estar unidos de verdad es un gran logro. Posiblemente el mayor de todos, porque es lo que va a permitir a la caza y a los cazadores contar con un representante a su altura de una vez por todas.
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