En diferentes medios de comunicación ha aparecido recientemente la excelente noticia de la recuperación de las poblaciones de atún rojo en las aguas atlánticas.
Las cuotas de pesca para esta especie se han ido reduciendo paulatinamente desde que los biólogos lanzaron las primeras señales de alarma ante la reducción de los stocks de atún rojo (cimarrón) en el Atlántico.
Esta limitación de su pesca se inició en el año 2007, pero no fue hasta el año 2009 cuando los políticos se pusieron las pilas y aplicaron en serio la reducción de cuotas de pesca y los mecanismos de control adecuados.
Desde el 14 al 22 de noviembre de este año 2017 ha estado reunida en Marrakech la “comisión internacional para la conservación del atún del atlántico” ICAAT. Han evaluado los datos que han presentado los diferentes expertos de los países representados en este organismo y han llegado a la conclusión de que la especie ha salido del peligro en que se encontraba por la sobreexplotación pesquera.
Las medidas aplicadas para regular la pesquería del atún se han visto recompensadas con su recuperación, que en palabras de los expertos ha sido más rápida de lo esperado, pues para el año 2014 ya se empezó a notar. Lo que demuestra que si los políticos hacen caso a los científicos y se aplican políticas de gestión adecuadas, los planes para la conservación de la naturaleza dan resultado.
En nuestras aguas, la flota vasca ha vendido ocasionalmente su cuota para el Cantábrico a las cofradías del sur del estado, lo que ha hecho que el atún rojo haya tenido una presión de pesca aún menor. Los pescadores deportivos constatábamos la cada vez mayor presencia de atún cerca de nuestras costas, y nuestros encuentros con grandes bancos que provocan espectaculares saltaderas cuando se alimentan en superficie, cada vez han sido más frecuentes. No sólo ejemplares jóvenes de menos de 15 kilos de peso si no también auténticos morlacos de más de 100 KILOS y 2 metros de largo. Estos grandes atunes, que eran anécdota tiempo atrás, vienen siendo cada vez más frecuentes en aguas del golfo de Vizcaya. Esta observación por nuestra parte contrasta radicalmente con la regulación restrictiva de su pesca para el pescador aficionado.
Lo que ha ocurrido estos últimos años en cuanto a la pesca deportiva se refiere, es que la pesca del atún rojo ha estado en la práctica prohibida, ya que las directrices españolas para el sector recreativo han sido excesivamente rigurosas.
Y todo ello basado en un inexistente registro de capturas deportivas, por lo que el tonelaje que se asignaba al sector deportivo español era mínimo. Así que la veda, si se abría el 15 de junio, se cerraba a los 10 días o 15 como mucho de su apertura al estimar que ya se había pescado el tonelaje correspondiente. Como en nuestras aguas en estas fechas es muy difícil que haya atún, a diferencia de en las aguas canarias o del estrecho, solamente los pescadores de estas zonas han sido los que podían registrar alguna captura. Sin embargo, se ha dado la paradoja de que italianos o franceses, también bajo restricciones, sí han podido pescar durante estos años.
La normativa que ha regido la pesca recreativa del atún rojo en el estado español de una u otra forma condena al pescador deportivo a no poder pescar. Ha sido un hecho la sensación de persecución por parte de la Administración en forma del Servicio de Inspección Pesquera, Guardia Civil, y diferentes cuerpos de seguridad mientras que los profesionales han estado pescando todo este tiempo, eso sí, con sus limitaciones y controles pertinentes por todas las aguas del estado.
Desde diferentes colectivos, clubes y asociaciones de pescadores deportivos, sobre todo del Estrecho y del Mediterráneo se ha reclamado a las instituciones competentes un tratamiento menos discriminatorio para la pesca deportiva, pero la administración ha hecho oídos sordos y lejos de suavizar las restricciones, ha actuado imponiendo importantes multas y sanciones a los que se les ha pillado saltándose la normativa.
Hay que tener en cuenta que en nuestras aguas cantábricas la pesca del bonito o atún blanco se lleva la palma, siendo la pesca del atún rojo menos popular, cosa inversa en el resto de aguas nacionales. Sin embargo, si hay una pesca extrema que pone al límite a pescadores, embarcaciones y materiales, ésta es la pesca del atún rojo. La más físicamente exigente, difícil y deportiva.
Los que son aficionados a la pesca de río nos podrían decir que practiquemos la “captura y suelta”, lo que se llama pesca sin muerte, ya que en aguas dulces ésta práctica está muy extendida. Así lo hemos venido haciendo ya que entre la opción de no pescar o pescar y soltar me quedo con esta última, ya que podemos pasar un buen rato con la excepcional pelea que ofrecen los atunes al pescarlos a caña.
Esto está muy bien para los ejemplares pequeños, que son manejables. El problema estriba en subir a bordo un ejemplar de varias decenas de kilos o incluso de más de cien y que éste sobreviva a la lucha. De hecho, algunas embarcaciones o patrones que practicamos la pesca y suelta del atún contamos con “banderillas” para el marcaje de los ejemplares que soltamos. Éstas nos las facilita el instituto oceanográfico AZTI, y nosotros a su vez les proporcionamos los datos de los ejemplares y numeración de las marcas, con la esperanza de que sean a su vez recapturados, quién sabe dónde, y así poder tener constancia de su desarrollo y migraciones. Un ejemplar marcado hace unos años por un pescador deportivo en aguas del País Vasco fue luego capturado en aguas de los Estados Unidos.
Como consecuencia de la constatada recuperación de los stoks pesqueros, la ICAAT avala el progresivo aumento de los cupos pesqueros para las diferentes flotas pesqueras que operan en el Atlántico. Ahora el balón está en el alero de las diferentes administraciones.
En el momento de asignar las nuevas cuotas de pesca, es dónde entra la guerra política de los diferentes consorcios pesqueros que explotan este preciado recurso. El plan de gestión que regulará la pesquería en los próximos años aún no está elaborado, por lo que en el 2018 todo parece que seguirá igual. Entre los diferentes grupos de presión que intentarán influir al ministerio de nuestro país para llevarse la mejor parte, los últimos de la cola somos los pescadores deportivos.
Lo que sería de justicia con el sector deportivo sería la liberalización de la pesca durante toda la temporada, eso sí, sometida a limitaciones en cuanto al número de ejemplares que se puedan pescar por embarcación y día y al establecimiento de una talla mínima.
Actualmente está establecido para los pocos días que permanece abierta la veda el permiso de desembarcar un solo ejemplar y de más de 30 kilos, con la condición de que este ejemplar debería ser devuelto al agua si estuviera en condiciones de sobrevivir, es decir, que solo se podría llevar a puerto aquel que durante el combate quedara malherido y a todas luces al soltarlo no sobreviviría.
Además, al llevarlo a puerto habría que hacer una declaración de desembarco en los formularios habilitados al respecto o en la web del Ministerio, aportando todos los datos posibles de su pesca. Esta normativa se retrata por sí misma y no paso a calificarla por respeto a las personas que con buenas intenciones han elaborado la misma.
La pesca del atún blanco o bonito del norte para los pescadores deportivos lleva desde hace muchos años regulada de forma que se establece una limitación diaria o cupo de pesca establecida en 20 ejemplares diarios por embarcación. Todos consideramos que es una limitación adecuada. De hecho se había oído el rumor de que se iba a bajar el cupo aunque en la reunión del ICATT se han evaluado los stocks de bonito del norte y se ha llegado a la conclusión de que la población en nuestras aguas cuenta con buena salud, por lo que se incrementa para los próximos 3 años en un 20% el tonelaje habilitado para su pesca.
Hay que tener en cuenta que durante los años 2016 y 2017 se ha tenido que interrumpir la campaña de pesca del bonito al haber llegado al límite del cupo de pesca antes de que finalizara la temporada, debiendo paralizar la flota española sus actividades. Esto es una excelente noticia también y vuelve a poner de relieve que una buena gestión de los stocks pesqueros, haciendo caso a los biólogos en cuanto a los cupos de captura, permite poder pescar sin esquilmar los mares.
Este ejemplo con el bonito del norte se puede extrapolar para los pescadores deportivos y aplicarlo al atún. Nos deben dejar pescar de una manera razonable y controlada. Las prohibiciones no valen para nada, sólo para alimentar la pesca furtiva.
Desde estas líneas reclamamos que tengan en cuenta al sector deportivo y nos provean de una regulación para la pesca del atún rojo desde un punto de vista más racional. Si consideramos el tema económico, la pesca deportiva del atún rojo no solo es un derecho, es también una fuente de riqueza y mueve mucho dinero; turismo, charters de pesca, compra y alquiler de embarcaciones, material de pesca, etc. Algunos lo han calculado y presuponen que el libre ejercicio de la pesca deportiva del atún aportaría al PIB del Estado más dinero que el ejercicio de la pesca profesional para esta especie.
No seríamos pescadores si, sabiendo que delante de nuestro puerto andan saltando por doquier estos verdaderos colosos del mar, no intentásemos retarlos con nuestras cañas y aparejos. Lo llevamos en la sangre…
Somos pescadores.
Valentin Velasco
Si están en extinción,porque las ALMADRABAS lo pescan con huevas?,matándonos antes d nacer.
Quien es capaz de responder?