Es cierto que cazadores, pescadores, ganaderos y agricultores compartimos el medio rural. Pero no en el sentido que se piensa desde la cultura urbana. El campo, los montes y las poblaciones de animales no están ahí por casualidad, sino por el trabajo de las personas que formamos parte del mundo rural. Nosotros seguimos siendo antropocéntricos (doctrina filosófica que defiende que los intereses de los seres humanos son aquellos que debe recibir atención moral por encima de cualquier otra cosa), gestionamos los réditos que produce la naturaleza (animales, vegetales). Controlamos poblaciones de animales, conseguimos y producimos alimentos, cuidamos los montes, gestionamos espacios forestales… En definitiva, lo que llevamos haciendo los humanos desde el inicio de nuestra especie. Ahora le llaman a todo esto, desarrollo sostenible.
Como demostraron hace tiempo varios estudios, el consumo de carne de caza, nos hizo humanos. Su alimento nos permitió desarrollar un cerebro mayor que nos facilitó nuestra evolución como especie. Posteriormente llegó la ganadería mediante la domesticación de especies salvajes, y junto a ella la agricultura, cuando los asentamientos humanos comenzaron a consolidarse mínimamente.
La caza evolucionó hacia lo que para algunos es “deporte” pero no es así, aunque ocupe nuestro tiempo libre. Cazando se puede hacer esfuerzo físico, igual que el agricultor que trabaja con el zadon, el aizkolari que trabaja con el hacha, o el arrantzale que trabaja en el barco. “Lana kirol bihurtua” lo definió en navarro Iñaki Perurena (el trabajo hecho deporte). Pero la caza todavía no es un trabajo para los cazadores, aunque lo será y sino al tiempo. Caza vez hay menos cazadores y las poblaciones de especies cinegéticas están aumentando exponencialmente. Llegará el tiempo en el que los boronos analfabetos de la naturaleza que acosan a los cazadores tengan que pedir matadores profesionales que sacrifiquen los animales que ahora se cazan para poder conseguir cosechas, o circular por nuestras carreteras sin sufrir accidentes provocados por especies cinegéticas. Es decir, lo que ahora genera millones de euros a través del ejercicio de la caza en Euskadi, pasaría a costar millones de euros de los impuestos de toda la ciudadanía. ¿Quién entiende esto?
Control de daños en cultivos; agricultura sostenible impulsada y bonificada desde la PAC; turismo rural cinegético, que no coincide con el de verano, lo cual puede ayudar a nuestros agroturismos; control de vertidos de purines en nuestros ríos; control de plantaciones forestales que no afecten a nuestros ríos; control de especies invasoras. Hay tanto por hacer… Nos podemos ayudar en tantas cosas… Desde GEROA “Corriente de Opinión” apoyamos la campaña de ADECAP fomentando el trabajo en conjunto de los colectivos que gestionamos el medio rural.
Agricultores, ganaderos, cazadores y pescadores debemos de seguir colaborando. Defender nuestra manera de entender la vida. Sí, esa que nos ha hecho humanos. Tenemos que llegar a la sociedad no rural con nuestro mensaje y defendernos unidos de ideologías sectarias depredadoras como el animalismo, que solo pretenden que desaparezcamos. Sin darse cuenta, que cuando nosotros no estemos, será el principio del fin de los humanos.