Los cazadores confían en el cambio de las condiciones meteorológicas para que mejore el pase de palomas y de malvices, tras un pésimo inicio de la temporada en Gipuzkoa con un número insignificante de piezas abatidas
“Lo queremos todo pero es que tienen que darse dos condiciones al mismo tiempo para poder cazar palomas en esta zona: que bajen las temperaturas en el Norte y que empiece a arreciar el viento sur”. Esa es la ‘fórmula’ idónea para que los aficionados a la caza de palomas puedan disfrutar de una actividad que esperan con impaciencia durante todo el año, según reconoce el vicepresidente de ADECAP, Rufino Eizmendi.
Aunque la apertura de la veda para el pase arrancó el pasado 12 de octubre, las primeras palomas sólo han comenzado a aparecer esta semana y aunque “se han visto algunas bandadas muy numerosas, han pasado a mucha altura, fuera del alcance de las escopetas”, coinciden varios cazadores que estos días esperan ansiosos en sus puestos.
Son millares los aficionados a la caza de la paloma y de la malviz que desde la apertura de la veda suben ansiosos a sus puestos para regresar a casa con un sentimiento de impotencia que no es nuevo en ellos. Y no será porque las piezas que les interesan no abunden, ya que las poblaciones de la paloma se incrementan año tras año llegando a la consideración de plaga en países como Inglaterra.
El problema radica en el tan controvertido ‘calentamiento global’ que algunos rechazan de plano mientras que a otros no les queda más remedio que plegarse a la evidencia. El joven cazador Gorka Valdés, Presidente de ADECAP-Gaztea, señala como ejemplo del cambio climático que “algunas parejas han empezado a criar en Madrid e incluso en Euskadi”.
Otra circunstancia que revela Valdés es el progresivo sedentarismo que se está evidenciando entre las poblaciones de torcaces. “Antes las migraciones eran más regulares pero ahora están optando por quedarse por encima de los Pirineos, sobre todo en la zona de Las Landas”.
En esa área las bandadas de palomas tienen comida más que suficiente, sobre todo de gramíneas como el maíz, ya que “los franceses se han dado cuenta que en esas condiciones las palomas optan por quedarse en lugar de bajar hacia el sur. Y si además la temperatura no baja mucho, tienen todo lo que necesitan”, sostiene.
Y mientras tanto los cazadores vascos vigilando desde sus líneas de pase en espera de que cambien las condiciones climatológicas. Tras casi dos semanas desde que se abrió la veda, la cantidad de piezas cobradas ha sido insignificante, aunque los aficionados han comenzado esta semana a atisbar un rayo de esperanza con los avistamientos de las primeras bandadas.
“Este año andan más tarde que nunca”, afirma Rufino Eizmendi, vicepresidente de ADECAP, quien recuerda que “otros años en octubre ya entraban borrascas por el Norte de Europa pero este año apenas ha enfriado y la paloma sigue sin bajar”.
El panorama en los diferentes puestos de caza resulta poco alentador. Las zonas de San Marcos y Papin, entre Pasaia y Errenteria son los lugares de caza habituales de los integrantes de la sociedad errenteriarra San Huberto de la que forma parte el pasaitarra Txema Sánchez, que también acude a los puestos instalados en Iantzi-Aldura.
“Ha habido un par de días en los que se han cogido algunas pocas malvices en la zona de Oieleku, en Oiartzun, pero palomas, todavía, no hay nada”, apunta Sánchez que confía en que “los disparos que hemos escuchado en la zona de Jaizkibel” (el pasado martes) sean el presagio de un cambio de situación. “Todas las que hemos visto pasar van altísimas, a tres tiros, como decimos nosotros, y si no empieza el viento sur las que pasen lo harán por la zona de Hernani y Nafarroa”, lamenta.
Situación similar o peor es la que ha evidenciado Sergio Fueyo entre la treintena de puestos distribuidos por las diferentes líneas de pase de Peñas de Aia, en Irun. Aunque reconoce que los dos primeros días de esta semana comenzaron a observar algunas grandes bandadas de palomas, asegura que “no hemos cazado nada. Y de malvices fracaso total”.
En el puesto que los Valdés y su familia dispone en las laderas del Aizkorri, en Legazpi, la situación no varía un ápice. Tras confiar en que se repita a menor altura el gran pase sobre la N-1 que sus compañeros de puesto observaron el pasado martes, el presidente de ADECAP-Gaztea, espera ansioso “el pelotazo” que supone la llega masiva de palomas.
Mientras tanto, Valdés estará pendiente de los mensajes de whatsapp que desde la zona de Las Landas le enviarán cazadores con contenidos más optimistas, “aunque no sea para cazar, por lo menos para observar las grandes bandadas que ya es de por sí todo un espectáculo”.