Si antes eran pocos los problemas que están encorsetando un día sí y otro también a los cazadores con toda clase de prohibiciones carentes de la más mínima racionalidad cinegética, no se le ocurre otra cosa a la ministra Teresa Rivera que plantear la prohibición de la caza de la perdiz roja. Como no podía ser de otra forma la R.F.E.C. y la Fundación Artemisan han exigido una respuesta firme al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. De momento la Comisión Europea ha incluido esta y otra especies cinegéticas dentro del listado de aves que se encuentran en un estado inseguro. No hace falta ser ningún lince para entender que de continuar así este puede ser el inicio del fin de la perdiz roja entre otras especies. Pero curiosamente nadie de la Administración argumenta el porque de esta supuesta regresión, cuando todos sabemos que la perdiz tiene que hacer frente a un sinfín de predadores y sobre todo a los productos fitosanitarios -autorizados por el Gobierno-tóxicos que han deshumanizado el campo. Solamente durante la sementera mueren el 60% de las perdices, y la Administración es muy consciente de ello. Más de 30 años llevo denunciándolo desde este periódico El Correo y nadie es capaz de aportar solución al respecto. ¡No, no van a consentir los cazadores tantas injusticias! ¡Podrán prohibir injustamente lo que les venga en gana, pero que tengan bien presente que nunca les van a arrebatar el orgullo de ser cazadores! ¿Cómo se atreven además a apelar constantemente a la descalificación y a la conciencia de los cazadores por unos hechos de los que ellos son los únicos responsables? Esto no ha hecho más que empezar, los cazadores esperan el momento.