EL sábado pasado, 9 de octubre, los primeros zorzales y algunas pocas torcaces de forma tímida comenzaron a asomar por las costas de Bizkaia y Gipuzkoa, precediendo a una serie de tormentas de agua que cobraron protagonismo el resto del día y buena parte del domingo. Los pocos pájaros desaparecieron, seguramente empujados por el agua y el viento. Por fechas, no era de extrañar que las primeras malvices se dejaran ver por nuestros pagos, acompañadas por formaciones de gansos, garzas, grullas e incluso algún despistado bando de avefrías.
Pero el lunes 11, en la víspera de la apertura de la temporada general de la caza en Euskadi, bien pocos imaginaban que llegara un auténtico chaparrón de malvices que azotó numerosos puntos de la costa vasca y de numerosos pasos de interior.
Las lluvias del domingo a la noche no invitaban, a quienes cuentan con puesto adjudicado de pase en las líneas de migratorias, a salir en busca del posible milagro en fechas tan tempranas. Pero los que lo hicieron y no tuvieron brumas en su zona, acertaron con la lotería siempre difícil del pase.
Desde las primeras luces e incluso antes, el cambio de vientos a aires del nordeste obsequió a nuestras costas con una multitudinaria legión de zorzales comunes, aunque tampoco faltaron alirrojos e incluso algunos charlos.
Altas El combinado resultó impresionante entre poco después de las ocho de la mañana y casi el mediodía. Los cazadores menos veteranos no recordaban un pase tan continuado de la especie cazable más pequeña, ofreciendo un panorama por momentos espectacular; una treintena de malvices acercándose a los puestos, apenas cien metros detrás otro bando y otro, por todas las partes a las que alcanzaba la vista y de una forma ininterrumpida, aunque, eso sí, la gran mayoría de veces fuera del alcance de las escopetas, por la altura a las que cruzaban miles y miles de malvices. Casi como si fueran olas en el mar, los pasos verían cómo muchísimos zorzales agrupados en formaciones más o menos horizontales barrían en vertical las líneas de puestos y la codicia de los cazadores de forma continuada.
Muchos de ellos se tuvieron que conformar con algún disparo fuera de tiro para cerciorarse de la larga distancia de paso, aunque también hubo sitios en los que las condiciones orográficas y el viento deleitaron con una mañana impropia para un 11 de octubre. Los intensos aguaceros del lunes a mediodía y por la tarde interrumpieron el pase. Pero el viento francés del lunes a la noche y el receso de las lluvias invitaban a pensar en una próspera jornada de apertura anteayer martes.
No defraudó Por la noche, los cantos de las malvices y calandrias en zonas de costa y arbolados de interior invitaban al optimismo. La apertura no defraudó allí donde las brumas o nieblas no hicieron acto de presencia. De nuevo muchísimas malvices cruzaron nuestros cielos, acompañadas de algunas torcaces, avefrías, gansos??? y también las primeras sordas, avistadas en líneas de pase al alba o en campas y en los sitios más inesperados.
Ya se sabe que cuando hay movimiento de pájaros desde Europa, también las becadas hacen acto de presencia, aunque sea testimonial. Y ayer miércoles prosiguió el paso, algo más leve, de zorzales. Y hablamos de una temporada que acaba de comenzar, antes de ayer nada menos.
Mientras, desde fuentes francesas insisten también en la concentración de palomas llegadas prematuramente desde diversos puntos del continente. En cuanto lleguen los vientos del sur o incluso del norte, más de uno oteará el horizonte en busca del gran día para las palomas azules.