En breve se desvedará la caza del corzo a rececho. Una modalidad que atrae con gran interés a los cazadores vascos, motivo por el que algunos se acompañan de un perro de rastro, normalmente un teckel, capaz de seguir un rastro de sangre atado y soltarlo únicamente cuando esté a la vista el corzo herido.
Es importantísimo que estos perros aprendan a estar quietos frente al cazador hasta el momento en que se les ordene seguir el rastro. Si el perro lo toma con interés, se le animará a media voz usando una determinada palabra y dejándole avanzar.
Una vez que el animal se pare y haga frente al perro, este latirá a parado, lo que es fácil de distinguir ya que siempre late en el mismo lugar. Es el momento en el que el cazador debe acudir en ayuda del perro con precaución, a poder ser por la parte de arriba, máxime si se trata de un jabalí o bien de los lobos que han detectado al perro para comérselo en un pispas.
Cambiemos de tercio. Como bien dice el presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, Santiago Iturmendi, la nueva ley de bienestar animal recientemente aprobada en el congreso, sigue su curso legislativo. Senado y vuelta al congreso, nace con vocación de plasmar en su texto las ideas radicales, sectarias y minoritarias del mundo animalista.
Tal es así que la “Ley Belarra” castiga con hasta 50.000Euros y año y medio de cárcel por matar una simple rata. Así que no nos dejemos engañar por algunos politiquillos de medio pelo y dudosa moral. No creo que los cazadores cedan lo más mínimo ante tanto despropósito.