Las previsiones para el largo fin de semana pasado no defraudaron a los amantes de esta modalidad de caza tan especial como es la de la becada con perro. Los rigores de la climatología de estos últimos días en Europa, con nevadas y bajas temperaturas en el norte y la zona central, unido a las fechas en que nos encontramos, han propiciado la entrada de un buen contingente de sordas a nuestros montes, que en apenas unos días han pasado de contar con escasos pájaros a permitir ver más ejemplares en muchísimos sitios, facilitando también el número de capturas.
Que nadie se eche las manos a la cabeza que para esta modalidad hay un cupo de tres pájaros como máximo por cazador y día, y que los aficionados cumplen a rajatabla, por lo que no hay abultadas perchas en ningún caso, salvo que alguien se quiera salir de la legalidad y exponerse a una sanción ejemplar, además de al rechazo del resto de cazadores que cumplen la normativa. Por supuesto, también es obligatorio el concurso del perro en una modalidad en la que no se cogen a las sordas precisamente con la mano por la cola y casi todos los becaderos se conformarían con ver un pájaro, uno solo, en cada salida.
Hay estadísticas en muchas zonas que cifran de una media de un pájaro avistado, que no cazado, por cada dos salidas al monte, de media docena de horas de duración por día. Ello exige una afición inasequible al desaliento, tanto para el cazador como para el perro o perros, que deberán de sortear muchos bosques, laderas y caminos en busca de un pájaro esquivo que cuando ya conoce bien el territorio en el que se mueve aprenderá y pondrá en marcha todo tipo de tretas para evitar tanto a los canes como a las escopetas. Aunque los días de entrada, cuando aún no tienen querencias adoptadas, las sordas pueden estar casi en cualquier sitio, a sabiendas de que comida y refugio serán sus máximas prioridades. Volviendo al pasado fin de semana, muchas de estas becadas recién llegadas del norte sorprendieron a más de uno con su presencia en lugares en los que no se las esperaba. Tanto por la costa como en numerosos lugares de interior, incluidas zonas de Álava o las más próximas del norte de Burgos, durante el jueves se constató la llegada de numerosas oillagorras y las noticias corrieron como la pólvora.
En Bizkaia no se puede cazar sorda los viernes, una medida solicitada en su día por los propios cazadores de esta especialidad, ya que se puede cazar los otros seis de la semana, pero el sábado pasado seguía habiendo sordas, al igual que el domingo. Eso sí, en aquellos lugares donde la niebla no impidió salir, algo que estropeó la jornada cinegética en muchos valles de interior hasta prácticamente el mediodía, con la llegada del sol y algo de calor. Capítulo aparte merecen aquellos que se aprovechan de estos días de entrada para disparar a la sorda ???a la espera???, a traición, cuando se dirige a su lugar de comida o de refugio. Aunque cada vez son menos, se siguen escuchando detonaciones a deshoras.
PASE. En cuanto al resto de especies migradoras que llegan por estas fechas, las otrora abundantes malvices fueron anecdóticas en cuanto a su paso. Unas pocas alirrojas y a alturas de vértigo, fuera del alcance de las escopetas. Alguien tendría que preguntarse qué está pasando con la más pequeña de las aves cazables. También algunas despistadas avefrías e incluso bandos de majestuosos gansos nos sobrevolaron entre los fríos y los chaparrones de estas últimas jornadas. Además, algunas agachadizas han alegrado las zonas en las que son propicias, como en vegas o grandes campas encharcadas. El temporal de frío que sigue por Europa permite mantener esperanzas para este próximo fin de semana, aunque cualquiera sabe si repercutirá en nuevas llegadas de pájaros. Eso sí, para los que decidan quedarse en su casa, se lo tendrán que contar otros cazadores.