La expansión y proliferación del jabalí en la mayoría de países europeos trae consigo varias consecuencias negativas que no estamos tardando en ver estos últimos años. Uno de los colectivos que peor parte se lleva son los desesperados agricultores que sufren la invasión de este animal salvaje. En el caso concreto de Austria, la reproducción de jabalíes parece incontrolable pese a que los cazadores han capturado ya a miles de ejemplares en lo que va de año.
En el estado de Burgenland (en el que ya este año han sido abatidos más de 7.600 jabalíes), al parecer, el daño que estos animales salvajes causa a los campos y plantaciones, e incluso en jardines particulares, es especialmente grave. De hecho, los viticultores protegen sus viñas con cercas eléctricas.
En otros medios de comunicación austriacos, como la cadena ORF, se ha informado, a comienzos del mes de noviembre, que el desmedido aumento de la población de jabalíes en los últimos años no tiene una clara explicación, aunque pueden haber influido factores como la sucesión de varios inviernos relativamente templados.
«Los jabalíes tienen tantas crías que con la caza no damos abasto», ha declarado a la ORF Reinhold Iby, jefe de los cazadores del distrito de Oberpullendorf.
En 1950 se abatieron 300 jabalíes en Austria, un número que en 1990 fue ya de 13.000 y que hace dos años superó los 31.000.
No sólo en Austria
Esta cuestión no la sufren exclusivamente en Austria, sino en muchos otros países y ciudades europeas. Aquí en Euskadi tenemos como referente de estas denuncias a Juan Antonio Sarasketa, presidente de Adecap, que no hace mucho explicaba en unas declaraciones realizadas para un medio de comunicación que «como los jabalíes suelen estropear las huertas, los baserritarras recurren a batidas organizadas en las proximidades. Si no hubiera regulación, en cuatro o cinco años tendríamos a los jabalíes en la Gran Vía de Bilbao».
Además, los expertos recuerdan que los jabalíes son animales muy inteligentes que suelen escapar a las trampas y son difíciles de cazar.
Los agricultores piden que se relajen las normas que regulan la caza de jabalíes, que actualmente no marcan vedas estacionales pero sí obligan a respetar a los animales preñados y a las hembras con crías.
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