El resultado de la batalla: tres militantes de Estado Islámico muertos y cinco más heridos. Sin embargo, el ataque no vino de parte de la coalición internacional en Irak. Ni siquiera fue fruto de ninguna milicia local. Esta vez, los encargados de eliminar a estos combatientes en las montañas de Kirkuk, en el noreste del país lo hicieron por puro instinto salvaje.
El grupo se encontraba escondido entre unas cañas y planeaba un ataque. Su objetivo eran las tribus locales que habían organizado las brigadas anti-ISIS desde las montañas después de que los yihadistas las expulsaran de la ciudad de Hawija en 2014. Pero no les dio tiempo a atacar, una manada de jabalíes salvajes se abalanzó sobre ellos y acabó con la vida de tres de ellos. No quedan claras las causas exactas de la muerte, según la agencia iraquí Alsumaria News, que se hizo eco de la noticia.Un jefe tribal local ha explicado al diario británico The Times que posiblemente «molestaron a los animales, que viven salvajes en esa área». Según una fuente local citada por el diario Independent, los insurgentes «se vengaron de los cerdos» tras el ataque, aunque no ha trascendido ningún detalle.
Fuente. El Mundo