Hace un par de fines de semana, se presentó el domingo por la noche, como uno más en el calendario; al día siguiente me tocaba madrugar y no tenía muchas ganas de trasnochar y chupar frío en la playa pero aún me quedaban unos 15 euros en cebo y tal y como están las cosas no estamos para tirar la pasta. Las cañas estaban en la funda y los carretes en el armario pero en fin??? viendo la programación de la tele me animé a salir.
Dicho y hecho, una vez tomada la decisión me vestí y bajé a la playita, para las 22:30 ya tenía todo montado y en su sitio, coloqué el último starlite y me senté en la silla???.
Tras unos minutos de espera se acercó un turista francés que estaba de paso por el pueblo y se encontró haciendo noche en una auto caravana en la playa. Resulta que entre su mal castellano y mi peor francés conseguimos entendernos y me contó que era pescador deportivo en Francia, y aquí comenzó un intercambio de información brutal, me daban vueltas las orejas y el cerebro me echaba chispas, era una persona con una capacidad de análisis del medio impresionante, a pesar de ser la primera vez que estaba por la zona realizó en 10 minutos un escáner casi perfecto del funcionamiento de la playa, de hecho destacó cosas de la playa que ni yo ni muchos pescadores habituales habíamos entendido en mucho tiempo, corrientes zonas de alimentación diferencia entre mareas, diferenciales de profundidad???..
Al poco rato de estar hablando y modificar algo la estrategia, una buena picada marcó una de las cañas, le miré y me pregunto ¿es casualidad? No puede ser… cogí la caña, empecé a recoger y se notó tensión y un ligero cabeceo al otro extremo de la línea, al fin la vi en la orilla??? era una doradita (yo pensaba que por aquí ya no había) así que después de esto decidí aceptar sus consejos y devolví la doradita que apenas llegaba al medio kilo retomando de nuevo la pesca.
Tras un largo impas por el cambio de marea y un buen café junto con una tertulia bastante enriquecedora, las cañas fueron saliendo y siendo de nuevo cebadas en varias ocasiones.
Tras cebar una de las cañas y lanzarla al tensar la línea notamos otra picada y al momento una nueva en la otra caña, nos repartimos el trabajo y cada uno sacó una de ellas y al llegar a la orilla los dos sacamos unos sarguitos muy similares de unos 600g. cada uno, de nuevo ambos de vuelta al agua, era día de aprender y este hombre llevaba muy a rajatabla el tema de las tallas y a pesar de que daban la talla insistió en una pesca sostenible y en no llevarnos nada de menos de los 800g, así que tras un rato más de picadas con varias sueltas de sargos de muy bajo porte llegó el momento cumbre de la noche, a las 00:50h, (yo ya pensaba en la retirada por el madrugar del día siguiente) pero antes de recoger la segunda caña, el amigo francés me gritó y me dijo que teníamos picada, esta sí parecía algo más seria.
Tras pelear bastante sacamos otro sargo de mayor porte que ya pasaba el 1.200kg, este fue el digno fin a una gran noche de pesca, no por las capturas (que tampoco estuvo mal), pero sí por la cantidad de conocimientos adquiridos y sobre todo por la compañía, como no podía ser menos, le cedí la pieza al hombre que tanto me había enseñado en tan poco tiempo, con lo que me volví a casa con la sensación de que había sido una gran noche en la que me volvía de vacío y no dejaba de pensar en el sueño que iba a pasar al día siguiente.