La práctica mayoría de cazadores vizcainos ya han dado por concluida la temporada de caza, salvo algunos pocos afortunados que aún irán a la sorda en cotos y zonas de caza controlada hasta el día 12, o los jabalineros, cuya campaña termina oficialmente este próximo domingo 10 de febrero.
Con el enero tan lluvioso y húmedo que hemos tenido, se impone, durante el repaso a todo el utillaje cinegético, extremar más las precauciones con las escopetas en lo que respecta a su estado de uso y conservación.
Son muchos los que cogerán la escopeta y la guardarán en su funda quién sabe hasta cuándo. La verdad es que las nulas posibilidades hoy de poder tirar al compak o a recorridos de caza en Bizkaia invitan a que demasiadas escopetas pasen a formar parte del olvido durante los próximos meses.
En lo que al tiro al plato respecta, hay alguna alternativa más, con el campo de Gallarta y el de Zamudio a veces, pero se trata de una modalidad bien distinta y que no parece terminar de cuajar entre los cazadores de a pie. Y no hay más, así que la recomendación de seguir usando la escopeta durante la veda se queda solo para quienes visiten instalaciones bien lejos de este territorio. A ver si alguien lo soluciona pronto.
LIMPIEZA. Obviamente, antes de proceder a guardar la escopeta, resulta obligado hacer una buena limpieza que quite todos los restos de suciedad que se habrán ido acumulando en su interior en los últimos meses. Cuidado con la humedad, que tanto en las piezas metálicas como en maderas pueden pasar una curiosa y demoledora factura al guardarse en la funda, que por supuesto deberá estar asimismo seca. Cuántos cañones han aparecido oxidados después de unos meses porque la funda no estaba bien seca. La consigna, en general, tanto en la limpieza como durante el desmontaje de piezas será el de llegar solo hasta donde uno sepa. Los despieces de las semiautomáticas aparecen mejor o peor detallados en los manuales de instrucciones que acompañan a la escopeta. Y de los modelos más comunes resulta fácil encontrarlos en Internet.
Por lo general, las de sistema de gases serán algo más costosas de limpiar que las inerciales, al acumular restos de pólvora quemada en el tubo guía y en los mecanismos de disparo. Un poco de paciencia junto a buenos aceites, que los hay estupendos en el mercado, será la solución. En las escopetas yuxtapuestas, al desensamblar las pletinas siempre se deberá utilizar destornilladores con la medida justa, para no marcar irremediablemente los tornillos y afear la báscula para siempre. Los sistemas Holland&Holland o de caja larga son fáciles de limpiar y engrasar una vez extraídas las pletinas.
Más aún lo son las de media pletina, caja corta o Anson&Deeley, sistema que equipa a la mayoría de escopetas superpuestas. Para sacar éstas, lo más habitual será tener que desmontar antes la culata utilizando una llave que penetra en su interior desde la cantonera. Comprobar que todo esté en su sitio, verificar que no haya piezas sueltas ni desgastadas, limpiar y aceitar con cuidado. Sin bañar a las piezas en aceite de armas, claro, antes de proceder de nuevo al montaje.
CA??ONES. La zona que más presión y desgaste recibe necesitará de una baqueta con gratas de bronce y algodón, evitando las de acero, además de un aceite de armas de calidad. No forzar con la grata y, si fuera preciso, dejar los cañones tapados por ambos extremos con un trapo unas horas mientras se deja trabajar al aceite. Si lleva choques intercambiables, más de lo mismo: soltar y limpiar a conciencia sin forzar los ajustes.
En el caso de las maderas, se requiere de algunos conocimientos más para trabajarlas, dependiendo del tipo de barniz de la escopeta y de la cantidad de daños que tenga en su superficie. Eso sí, ante la mínima duda, siempre recurrir a un armero profesional, que los hay y buenos, que sabrá cómo revisar a fondo, limpiar y aceitar nuestra escopeta.